29 Feb 2016

HELLO! 1

Por: Edgar Fabián Cruz del Ángel, Experiencia Eclesial en Centro Vocacional

Año con año, durante el mes de febrero se lleva a cabo en nuestra Arquidiócesis de Monterrey la colecta anual del Seminario, la cual solo es una de las actividades que se organizan en favor de la promoción y oración de las vocaciones sacerdotales. En dicho mes se dedicó de manera especial una semana en la que se ha pedido como intención orar por las vocaciones sacerdotales.

Durante los últimos dos fines de semana del mes de febrero, los seminaristas salimos a las diversas comunidades parroquiales a realizar la colecta. En nombre de todos los seminaristas quiero hacer mías las palabras de agradecimiento hacia toda la comunidad de la Arquidiócesis de Monterrey que con su generosidad hacen posible la formación de cada uno de nosotros que hemos sentido el llamado de Dios a consagrar nuestra vida en la vocación sacerdotal, sepan que estar con ustedes hace que en nosotros se vaya formando el corazón de Jesús Buen Pastor. ¡Nuestra vocación es para ustedes! ¡Muchas Gracias!

Por último, con la reciente visita del Papa Francisco a nuestro país sabemos que su testimonio inquietará los corazones de muchos jóvenes que desearán consagrar su vida en una vocación concreta, es por eso, que quisiera invitarles a no dejar de orar por las vocaciones porque tenemos la certeza de que “detrás y antes de cada vocación al sacerdocio o a la vida consagrada, está siempre la oración fuerte e intensa de alguien: de una abuela, de un abuelo, de una madre, de un padre, de una comunidad. Es por esto que Jesús ha dicho: ‘¡Rueguen al dueño de los sembrados –o sea a Dios Padre- que envíe trabajadores para la cosecha!’. Hagamos nuestra la invitación del Papa Francisco que nos hace en este Jubileo Extraordinario de la Misericordia: “Ojalá puedan redescubrir que la vocación cristiana, así como las vocaciones particulares, nacen en el seno del Pueblo de Dios y son dones de la divina misericordia. La Iglesia es la casa de la misericordia y la «tierra» donde la vocación germina, crece y da fruto”.

24 Feb 2016

HELLO! 1

Por: Alexis de Jesús Hernández Fuentes, seminarista.

El mes de febrero es un tiempo muy especial para nosotros los seminaristas, es el mes del seminario y mes de celebrar  y agradecer por nuestras vidas y nuestro llamado. Cabe recordar que esto no es nuevo, es una fiesta que ha estado en nuestra institución y en la Iglesia que peregrina en Monterrey desde hace años, y éste no es la excepción.

El seminario desde hace ya tiempo ha acudido al Pueblo de Dios a que le ayuden a celebrar este acontecimiento con acciones muy concretas: pidiendo que se unan en oración por el aumento de vocaciones y solicitando ayuda económica para sostener nuestras casas de formación.

Estos días de preparación del día del seminario sirven para motivar a la gente a orar durante toda la semana por las vocaciones sacerdotales y estar preparados para celebrar este gran día, que en este año lo festejaremos en dos fines de semana, 20 – 21 y 27 – 28 de febrero. El primer fin de semana para las parroquias en su mayoría de la zona metropolitana y el segundo fin para las parroquias de la periferia y las más alejadas que pertenecen a nuestra Arquidiócesis.

Bien sabemos todos nosotros que nuestro pueblo atraviesa algunas situaciones difíciles que afectan a nuestra población y principalmente a nuestras familias.  También somos conscientes de la pérdida de valores morales y cristianos, consecuencia de una vida llevada por el egocentrismo y materialismo. Por otro lado aunque muy de la mano a la estas razones tenemos en nuestra Iglesia la escasez de sacerdotes, ¡No nos damos abasto! Ciertamente somos muchos los ciudadanos y muy pocos los que velan por nuestra vida de Gracia.

En mi experiencia esto se debe a la falta de escucha de nuestro pueblo, nuestra ciudad, cómo vamos a pedir que los jóvenes escuchen la voz de Dios si a su alrededor hay muchos otras voces que les dicen ¡ven! Y los distraen de lo verdaderamente importante ¡hacer la voluntad de Dios!

Es cierto que no todos son llamados al sacerdocio, pero si los pocos que lo son no escuchan a dónde vamos a parar. Es aquí donde necesitamos su ayuda en la oración, dice Jesús: pidan obreros a su Mies, ya que es mucha y los trabajadores pocos (Lc 10, 2) y en otra parte dice que el Señor va a dar lo que necesitan si no se cansan de pedir (cfr. Lc 11, 5-13), por esto pidamos al Señor arduamente por los jóvenes inquietos para que sepan escuchar, por nosotros los seminaristas para seguir perseverando y por los sacerdotes para que el Señor haga fecundo su apostolado.

Queremos jóvenes valientes, pidamos jóvenes valientes.

¡Feliz día del seminario!