01 Abr 2022

El hombre fue creado para habitar en el paraíso, un lugar de brisa fresca al atardecer, para disfrutar de la presencia de Dios y de los hermanos. Sin embargo, todos conocemos esta historia; el hombre corrompió su corazón con el pecado, alejándose de este lugar. Ahora vivimos en un lugar de desierto, poca agua, condiciones de clima extremas, bestias y alimañas peligrosas para nosotros.

Nuestros desiertos pueden ser literales o metafóricos, pero hemos descubierto que Dios nos llama a cruzar, y en ese caminar Dios nos encuentra y nos llama de regreso a Él, a su jardín.

Al imaginarnos en el desierto podemos impactarnos por todos los peligros que pudiese haber,  y es cierto, caminar por el desierto no es fácil, significa sacrificio, esfuerzo y cansancio. Esta es la batalla espiritual, el desierto es la oportunidad de reflexionar sobre nuestra relación con Dios, es un tiempo para detener nuestra vida y preocuparnos por lo que realmente es importante, nuestro corazón.

El desierto nos llama a adentrarnos a nuestro ser y poner los ojos en lo alto, en las realidades espirituales. Cuando la desnudez de un desierto desviste ante nuestros sentidos la frondosidad del mundo material, es entonces que quizá volvamos nuestro corazón a Dios.

¡No temas en caminar por el desierto! Recuerda que cuando Dios encontró a su pueblo “Los encontró en un lugar salvaje, en el terreno baldío de un desierto de aullidos. Los cubrió con su manto, cuidó de ellos, los guardó como a la niña de sus ojos” (Dt 32, 10). Dios te encontrará, cuidará de ti y nunca se separará. Caminar por el desierto es ponerse en marcha a estar junto a Dios, es dejarse encontrar por Él, es saberte pequeño para que Dios te inunde de su gracia.

El desierto es ahora un lugar de renovación, es cierto, son lugares de dudas e incertidumbre, pero también puede ser ocasión de un nuevo renacer como cristiano.

Camina con Cristo, Él nos ha llamado al desierto.

Alfredo Cantú Leal | 2º de Filosofía

25 Mar 2022

HELLO! 1

Es en el desierto donde renacemos, es en el desierto donde podemos ver lo necesitados que somos, es en el desierto donde nuestra debilidad se hace presente, donde nos damos cuenta que somos pequeños y que necesitamos una fuerza para poder avanzar, para poder salir adelante, a flote de la autoreferencialidad.

En esta Cuaresma aún con pandemia y queriendo regresar a la vida ordinaria, nos damos cuenta que estamos caminando bajo nuestras propias fuerzas, que no avanzamos, que nuestros pasos son débiles y que quizá caminamos sin sentido, sin ninguna meta.

Nuestros ojos están cegados, caminando bajo las sombras del mundo, no nos ha bastado una pandemia sino que ahora estamos en medio de una guerra y bajo la avaricia del poder. Sin embargo, lo grandioso de todo esto es que aún estamos a tiempo de salir victoriosos, de triunfar de la mano de Dios.

En esta Cuaresma, diferente a muchas otras, Dios nos está hablando y queriendo quitarnos la ceguera y la dureza de piedra que tenemos en el corazón (Ezequiel 11, 19), solo basta aclamarlo, solo basta  llamarle para pedir su gracia, misericordia y paz para todo el mundo (cf. Jeremías 33, 3). Dios nunca nos abandona, es el hombre quien se aleja de Él, pero nunca es tarde para regresar y tomar del agua viva donde nuestra sed es saciada (cf. Juan 4, 14).

En este tiempo que aún no termina podemos tomar una dirección diferente y ver la promesa de Dios presente en nuestras vidas. Aún estamos a tiempo (cf. Joel 2, 12) de caminar bajo la protección de Dios, como aquel Pueblo que sacó de Egipto (cf. Éxodo 15).


Caminemos de la mano de José y María para poder llegar a la Pascua de Cristo y ser hombres nuevos llenos de su gracia.

Dios nos ha hablado al corazón, sigamos caminando, sigamos confiando en Él.

José Albero Pérez Estrada | Experiencia Eclesial

11 Mar 2022

“Dios se cansó conmigo en el trabajo, es hora de buscar a Dios adentro, enamorado”.

Hemos iniciado con mucha esperanza este tiempo de la Cuaresma, y como menciona el Papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma de este año, es un “tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado”. Un tiempo especialmente importante para nosotros, discípulos de Cristo, que nos orienta y motiva a encontrarnos con Él, en el misterio pascual.

Para mí, las palabras en el himno de las vísperas del lunes II de la liturgia de las horas, en el tiempo ordinario, me ayudan a contemplar la dinámica espiritual con la que iniciamos la Cuaresma: “Hemos topado a Dios en el bullicio, Dios se cansó conmigo en el trabajo; es hora de buscar a Dios adentro enamorado”.

Me gustaría compartir mi reflexión sobre el inicio de la Cuaresma inspirándome en este fragmento del himno litúrgico y en las palabras del Papa Francisco en su mensaje para la cuaresma 2022.

“Hemos topado a Dios en el bullicio”. Dios se presenta en nuestro día a día, no indiferente ni lejos de nosotros, sino cercano y visible porque nos llama. Este llamado es a ser fructífera nuestra vida, sobre todo en este tiempo de Cuaresma, en  que se “nos invita a que nuestra vida esté marcada por el amor, el servicio y la unidad” (Garza, 2016). Pero requiere de nuestra respuesta ante los constantes ruidos del mundo, las distracciones o lo que deliberadamente nos impide acercarnos a Dios.

Dios nos llama entre las diversas circunstancias de nuestra vida, y este tiempo es propicio para dejarnos encontrar por Él.

 “Dios se cansó conmigo en el trabajo”. La presencia de Dios se hace más cercana cuando más débil nos sentimos: en nuestra fragilidad Dios nos fortalece, como bien lo dice el Apóstol San Pablo: “pues, cuando soy débil entonces es cuando más fuerte soy”. (2 Cor 12,10b). 

En la Cuaresma contemplamos que Jesús asumió nuestra humanidad y la redimió, viviendo en sí mismo el “cansancio” de nuestra fragilidad; por eso es importante no dejar de esforzarnos por alcanzar la santidad. En nuestro proceso de conversión vivimos experiencias que nos pueden agotar y debilitar, pero el centro de nuestra fe y esperanza está en Cristo, que murió y resucitó (cfr. 1 Cor 15, 17-20), así nuestro trabajo para vivir en la santidad no es en vano, ni solitario. Por eso el Papa Francisco, reflexionando en la cita bíblica de la carta a los Gálatas nos exhorta a  que “no nos cansemos de hacer el bien”(6,10), porque Dios no se cansa de perdonar y amar.

“Es hora de buscar a Dios adentro, enamorado”. He aquí lo que considero la recompensa de nuestra entrega de vida. Hoy, con nuestro esfuerzo diario, a pesar de nuestro egoísmo, frustraciones, miedos e indiferencia, en la entrega, trabajo y esfuerzo que implica la conversión, en nuestro camino cuaresmal (y en la vida diaria), se recompensa con el amor de Dios que es sublime, que nos transforma y nos alcanza la vida eterna. Dios está ahí, en tu corazón y en el hermano. Por ello, “pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos, tomándonos tiempo para amar”. (Francisco, 2022).

La Cuaresma es un momento verdaderamente importante para mí, porque es un tiempo propicio para contemplar a Dios (toparnos con Dios); cansarnos por medio de nuestro esfuerzo que alcanza su plenitud máxima con la gracia misericordiosa de Dios, viviendo nuestra conversión. Es ahí donde contemplamos la recompensa de nuestra vida; el amor que Dios no se cansa de dar.

Osmar Gregorio Rivera Hernández

Seminarista | 2do. de Teología

Bibliografía

Papa Francisco (24 de febrero de 2022). Vatican van. Recuperado el 02 de febrero de 2022, de Vatican.van: https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/lent/documents/20211111-messaggio-quaresima2022.pdf

Garza, C. J. (2016). Para vivir la Pascua (Primera ed.). D.F: PPC Editorial.

20 Mar 2020

HELLO! 1

¿Estás luchando con algún pecado?
Existen pecados de los cuales parece que no podemos liberarnos, que con el paso del tiempo van generando en nosotros sentimientos de culpa y una gran desesperación; hemos orado, nos hemos acercado a los sacramentos, y sin embargo siguen ahí, no podemos librarnos de esas cadenas. Todos nosotros en algún momento de nuestra vida hemos pasado por algo así, pero no te preocupes, es algo normal, pues forma parte integral de nuestra vida espiritual. Hoy quiero presentarte un arma que es muy poderosa: El Ayuno.

Si quieres derrotar un pecado que te ha esclavizado y llenar de energía tu vida espiritual, toma la santa arma del ayuno, porque lo dijo Jesús: “hay demonios que no pueden ser expulsados sino con ayuno y oración” (Mateo 17, 21).

Desde los primeros siglos del cristianismo, la Iglesia nos ha enseñado la necesidad de llevar una vida ascética. Esta práctica no es solo para los sacerdotes y los monjes, sino para todo cristiano. El ascetismo es el negarse a sí mismo con el fin de tener el propio control. Es muy necesario para todos debido a nuestras pasiones, los deseos de la carne, los cuales llamamos concupiscencia, ya que muchas veces somos llevados por estos deseos en formas en las que apenas logramos controlar.

Por medio de la gracia, podemos vencer nuestros ímpetus y vivir como hijos de Dios, exentos del pecado, ya que este nos conduce a la muerte eterna. Nos encontraremos en la libres de nuestras pasiones haciendo que mueran a través de la práctica del ascetismo, específicamente, el ayuno. El ayunar nos ayuda a someter ese potro salvaje y someterlo con una brida de auto control.
¿Y cómo puedo incluir el ayuno en mi vida?
El primer paso para ayunar es obedecer el cuarto mandamiento de la Iglesia, ayunar los Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, abstenerse de carne los viernes y observar el ayuno eucarístico (no comer o beber una hora antes de la comunión).

Ayuna del pecado
Ayunar de alimento no sirve de nada sino está acompañado de ayuno de pecado. San Basilio nos da el siguiente consejo en lo que se refiere al ayuno:
“Debemos ayunar de manera aceptable y agradable al Señor. El verdadero ayuno es alejarnos de la maldad, la templanza de la lengua, abstinencia del enojo, separación de los deseos, las calumnias, las falsedades y las injurias. Privarnos de todo esto es el verdadero ayuno.”

Incrementa tu oración
Ora para controlar tus pasiones, suplica continuamente para que la gracia de Dios fluya en tu alma, ruega por las virtudes en las que necesites madurar, y pide por la fuerza para librar la batalle espiritual.

¡Cuidado con el orgullo!
Recuerda que el ayuno es solo una herramienta, que se basa en una donación de amor para Dios y a nuestro prójimo. No lleguemos a creer que somos superiores a otros solo porque ayunamos, o pensar que el ayuno es la meta como tal. Porque el ayuno nunca es el fin, no nos hace perfectos o más espirituales que otras personas.

No olvidemos que, si desatendemos el ayuno, nuestra vida espiritual continuará siendo mediocre. Estaremos débiles en el combate de nuestras pasiones, caeremos fácilmente a la tentación. Pidámosle al Señor su gracia para ser fuertes en la batalla espiritual para que podamos resistir las tentaciones del maligno. No hay mejor forma de comenzar este entrenamiento espiritual que a través de la práctica del ayuno.

¡Que Dios los bendiga!
Jesús Emmanuel Garza Torres
1ero de Filosofía

13 Mar 2020

HELLO! 1

En toda vocación, la comunicación o el diálogo es un elemento indispensable para que ésta pueda madurar y crecer. Cuando éste componente es débil o simplemente no existe, se corre el riesgo de dar pasos frágiles. En su vida cristiana, el hombre debe comprender la importancia, pero sobretodo, la necesidad que tiene el diálogo con Dios, porque a parte de haber sido creado para vivir unido a Él, también fue hecho para vivir comunicándose con Él y esto se puede propiciar mediante la oración.

La oración es esa correspondencia o relación que tiene el ser humano con Dios a través del diálogo. El hombre, todos los días vive diversas experiencias que lo marcan ya sean de tristeza, de alegría, de miedo, de sufimiento, de éxito, de prosperidad, etc, y que lo deben de impulsar a adherirse más a Él y no alejarse o separarse.

En las Sagradas Escrituras podemos encontrar auténticos diálogos entre Dios y los hombres, dirigiéndose a ellos e indicándoles el camino de la vida. En el Antiguo Testamento podemos encontrar el caso de Ana (1S 1, 9-18) una mujer que experimentaba la aflicción de ser estéril y que le ha provocado una crisis, pero no se queda con los brazos cruzados, ni se deja hundir por el pesimismo y la desesperación, sino que lo resuelve de cara a Dios, hasta lograr su atención. Dios no ignora esta actitud de fe, y a la vez, de abandono en Él, y responde concediéndole un niño. Dios no se limita a darle sólo lo que ella le pidió, le da aún más, porque más tarde ese niño se convertiría en el caudillo del pueblo de Israel. Ana no olvida agradecerle a Dios por el don recibido (1 Sam 2, 1-10), producto de un corazón que se siente atendido y que ha experimentado la misericordia y el auxilio de Dios.

Otro ejemplo lo podemos encontrar en el libro de Ester cuando el pueblo de Israel corría el riesgo de ser exterminado. La reina no se siente capaz de defender a su pueblo, pero encuentra la fuerza en la intervención que ella hace por el pueblo de Israel, al pedirle al Señor que Él fuera su auxilio y ayuda, y de ésta manera manifiesta a la vez, su pobreza espiritual: “¡Señor mío, Rey de todos nosotros, tú eres único! Ayúdame, pues estoy sola; fuera de ti, no tengo a nadie que me ayude; estoy en gran peligro” (Est 4, 17). Por medio de la oración, Dios nos comunica su gracia y su valentía.

Dios siempre escucha el corazón del hombre y siempre está dispuesto a tenderle la mano. Nunca debemos olvidar que fuimos hechos para vivir en comunicación con Dios y la oración siempre nos va a dar la garantía de una vida fortalecida por la ayuda de Dios.

Aldo de Jesús Hernández Hernández
2do de Filosofía

26 Feb 2020

HELLO! 1

“En el tiempo de la gracia te escucho, en el día de la salvación te ayudo. Pues mirad: ahora es el tiempo de la gracia ahora es el día de la salvación” (2 Cor 6,2).

Pocos tiempos litúrgicos, en su retorno anual, habrían dejado tan profunda huella como la Cuaresma en el pueblo cristiano. Este ha sido de verdad uno de los «tiempos fuertes», resultado de una larga historia multisecular por haber convocado a la “milicia cristiana” para la puesta a punto de las armas de la luz, para luchas contra nuestro enemigo el diablo.

En efecto, la Cuaresma que nosotros celebramos es una síntesis de un triple itinerario ascético y sacramental: la preparación de los catecúmenos al bautismo, la penitencia pública y la preparación de toda la comunidad cristiana para la Pascua. La Cuaresma es, entonces, un verdadero acto sacramental puesto a disposición de toda la comunidad cristiana para que reviva y renueve cada año el paso de la muerte a la vida, de la esclavitud del pecado a la libertad de los hijos de Dios, que un día se realizó en el bautismo de cada uno.

El tiempo de Cuaresma dura desde el Miércoles de Ceniza hasta las primeras horas de la tarde del Jueves Santo. La misa de la cena del Señor pertenece ya al Triduo Pascual. La Cuaresma descansa sobre los domingos, denominados I, II, III, IV y V de Cuaresma, y el Domingo de Ramos, el último en la pasión del Señor.

El sentido de la Cuaresma cristiana se puede resumir así: la Cuaresma nos introduce en la celebración, cada año más intensa, del Misterio Pascual de Cristo.

Para Cristo, el Misterio Pascual es su paso triunfal de la muerte a la Vida. El misterio total de la Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión. Es el paso (Pascua), el gran suceso de la historia, el acontecimiento salvador por excelencia. Acto vital y dinámico del Dios poderoso, que nos salva de la muerte por la muerte de su Hijo, y nos introduce en la vida por la Vida nueva en Cristo.

Para nosotros, el Misterio Pascual es la participación en la muerte, resurrección y ascensión de Cristo. Se trata de que también nosotros pasemos, que nos incorporemos al tránsito pascual de Cristo, cada año más profundamente. Este es el eje de toda la historia de la salvación: que lo que se ha cumplido en Cristo-Cabeza se cumpla en todos sus miembros.

La Cuaresma no es, pues, fin es si misma; sino que culmina y se perfecciona en la Pascua. El proceso pascual decisivo para cada cristiano se realiza en tres tiempos morir al pecado y al mundo; morir al egoísmo, que ya es estrenar nueva existencia; celebrar con Cristo el nacimiento a la nueva vida; y vivir con nueva energía y entusiasmo como niños recién nacidos. No se trata de “instruirnos” sobre la Pascua sino de “iniciarnos” en su Misterio.

Por lo tanto, podemos concluir que la Cuaresma es un tiempo de gracia, para hacer una introspección de nuestra vida cristiana, con el propósito de afianzar nuestra condición y dignidad de hijos de Dios. La penitencia, el ayuno y la caridad nos ayuden a forjar nuestro espíritu para amar con mayor libertad a Dios y a nuestros hermanos.

Héctor Elías Morales Montes
2do. de Teología

28 Mar 2019

HELLO! 1

Ver una buena película siempre es un verdadero gusto. Con ella nos podemos distraer de las actividades de nuestra vida diaria; más aún, cuando esa película es de las favoritas de nuestra lista.

En ocasiones, ver una película nos puede dar luz y enseñanza para nuestra forma de ser, y es interesante verla con un punto crítico. En esta Cuaresma, ver una buena película nos puede ayudar a incrementar y fortalecer una conciencia clara y recta, donde podamos destacar algunos puntos de crecimiento.

Una de las películas que puede ayudarnos a reflexionar en esta Cuaresma es “Amigos Intocables” (2011), una verdadera muestra de qué, cuando se es auténtico, se vive en libertad de crecimiento. Nos recuerda que en la vida, se nos presentan muchas oportunidades para conocer, aprender, desprenderse y, sobre todo, valorar lo que se tiene. Porque un crecimiento personal implica doblegarse, pero sobre todo SER FELIZ con aquellos que nos rodean y que necesitan de nosotros.

Cuántos de nuestros hermanos que nos necesitan, pasan desapercibidos ante nuestros ojos; pero, cuando nos damos el tiempo de ayudar y de conocer un poco más su realidad, nos sentimos verdaderamente plenos y con esa satisfacción de que hemos hecho lo correcto. Todos somos hermanos y Dios nos pide de manera especial en éste tiempo santo de Cuaresma, ser su reflejo para con aquellos que necesitan de Él.

Existen otra película que quizás ya conozcas, “El niño con el pijama de rayas” (2008). Ésta nos hace reflexionar sobre nuestra forma de ser verdaderamente auténticos, y ver por nuestros hermanos, aquellos que nos necesitan en momentos difíciles y parecen no encontrar su felicidad. Aquellos que son relegados ante los demás, o quizás están perdiendo la fe; pero está en nosotros actuar, ir más allá de nuestras comodidades, de nuestros pequeño círculo de confort.

Las películas pueden convertirse en una herramienta que nos ayude y motive en esta Cuaresma. Aparte de ser un medio para distraerte, relajarte y divertirte, también puede ser un momento para analizar y reflexionar. Recuerda, la Cuaresma es ver al hermano, ver una oportunidad de crecimiento y acercarnos más profundamente a Dios.

¡Vivamos esta Cuaresma como la mejor película que le agrada a Dios!

Nestor Daniel Sánchez Porte
Tercero de Filosofía

20 Mar 2019

HELLO! 1

¿Sabías que la Iglesia ha tenido un gran aporte en la gastronomía? Desde muy antiguo la Iglesia ha sido promotora y patrocinadora del arte, entendido éste, como una expresión humana.

La cocina es una expresión artística del hombre, en ella se deleitan los sentidos, se manifiestan los colores, las formas, los olores y sabores. Es además, una forma ritual de acompañar alguna celebración, en la cocina se expresan sentimientos de agradecimiento, de súplica y ruego.

La expresión religiosa es una necesidad humana, la Iglesia ha catequizado y apoyado esta expresión de modo que muchas de nuestras fiestas religiosas, van acompañadas de suculentos platillos, que reflejan la tradición y la imaginación de los hombres, que ofrecen a Dios los bienes recibidos de la tierra y la Cuaresma no es la excepción. En este tiempo, se procura la preparación de platillos diferentes a lo ordinario, invitándonos a la austeridad.

En el Evangelio de Mateo 15, 11 escuchamos «No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre». Jesús se quiso hacer verdadera comida y bebida para que el hombre tenga vida eterna, Él es el alimento que no perece y se entrega para que cada uno de nosotros vivamos conforme a Él. Nos hace mucho bien el acercarnos a recibir el alimento que se nos ofrece en el altar, y el alimento que se nos ofrece en las Escrituras.

Algunas veces hemos oído decir: “Tú eres lo que comes”, si nos alimentamos de Cristo entonces podemos trasmitir a Cristo, este alimento no es un mero ritual; sino que realmente recibimos al Señor que nos alimenta y nos nutre el cuerpo y el alma. La gracia recibida en el alimento que da la vida eterna nos anticipa el cielo, y nos ayuda a vivir como verdaderos cristianos.

La Cuaresma también nos exhorta a compartir los alimentos con aquellos que menos tienen, nos invita a ser solidarios, en esta acción vemos reflejado lo que somos y aquello que hay en nuestro interior. Así pues, uno de los temas frecuentes en cuaresma es lo referente a las comidas típicas de este tiempo, y en ello hay mucho de bondad, pero carece de sentido si no nos alimentamos del verdadero alimento que nos da fuerza para avanzar en el desierto y nos anima a recordar con una profunda fe y devoción los misterios de nuestra redención. para que juntos, con toda la Iglesia, nos llenemos de gozo por la Resurrección de Jesucristo el pan que nos da la vida.

Héctor Elías Morales Montes
1ero. de Teología

15 Mar 2019

HELLO! 1

El canto en la Iglesia tiene un papel fundamental; el entonces cardenal Joseph Ratzinger, en su libro “El espíritu de la liturgia”, expresa lo siguiente: «cuando el hombre entra en contacto con Dios, las palabras se hacen insuficientes, (…) se queda corto para lo que quiere expresar» (Ratzinger, 2009). Es entonces cuando a través del canto, invita a toda la creación a formar parte de esta unión.

La música sacra, durante la Cuaresma (tiempo privilegiado que la Iglesia dispone para la purificación de nuestro corazón, con miras a la Pascua) tiene como principal intención despertar en nosotros una actitud de recogimiento y verdadero arrepentimiento, y nos invita a mirar nuestra vida y nuestra historia, buscando una sincera conversión. Es por ello que, en este espacio, la liturgia nos propone el uso moderado de instrumentos musicales, con la finalidad de adentrarnos profundamente en este tiempo de preparación, reservando la alegría del canto para la gran fiesta de la Pascua.

Así como la tristeza del pueblo de Israel se vio transformada en alegría por su liberación y la expresó a través del Canto Triunfal (Cfr. Ex 15, 1-20), así en nosotros, el canto cuaresmal se verá transformado en la noche pascual; en la celebración del «verdadero éxodo que es la resurrección de Jesús» (Ratzinger, 2009), la victoria del Cordero.

Si dentro de nuestra comunidad formamos parte de algún ministerio de música, debemos recordar que a través de ella buscamos expresar el verdadero sentido de este tiempo litúrgico. Busquemos entonces, que este servicio que prestamos a Dios se vuelva verdadero motivo de reflexión a través del canto que brota de lo más íntimo de nuestro corazón.

Aprovechemos, pues, este tiempo de preparación y dispongamos nuestro espíritu para que, a través de la música sacra, logremos vivir el Misterio Pascual acompañando a Jesús no solamente en el dolor de la cruz, sino también en la alegría de su Resurrección.

Luis Carlos Solís Garza
Primero de Filosofía

05 Mar 2019

HELLO! 1

Como cada año iniciamos el itinerario cuaresmal, camino que nos prepara y nos purifica para celebrar el acontecimiento fundante de nuestra fe: la Resurrección del Señor.

El día de mañana los católicos recibiremos la imposición de la ceniza sobre nuestra cabeza, un signo visible que nos recuerda nuestra condición humana, y que somos seres de polvo.

El gesto de la ceniza es de origen bíblico y judío, como señal de luto y dolor. Este signo era originalmente destinado para introducir a los penitentes en la penitencia pública.

Es significativo, que la ceniza sea impuesta después de la liturgia de la Palabra, pues en esto consiste la conversión; en la escucha y la profundización de la Palabra divina, de tal modo que debe penetrar nuestras mentes y nuestros corazones, para después despertar el deseo en cada uno de nosotros por practicar el bien y la justicia.

Por otra parte las lecturas contienen una fuerte llamada a la interiorización de las obras penitenciales de la Cuaresma y, nos recordaran que este tiempo cuaresmal, es un tiempo de gracia para volver nuestro corazón al Señor, para volver nuestra mirada al misterio de la redención. Así mismo, la Iglesia nos invita a la práctica del ayuno. San Juan Crisóstomo nos dice: «Cuando se habla de ayuno o abstinencia, existe el riesgo de caer en una devoción excesiva y poco fructífera respecto a no comer carne el viernes, el ayuno del “Miércoles de Ceniza” y el “Viernes Santo”. No significa que deben respetarse ni considerarse todo esto, sino por el contrario, se trata de hacerlo con inteligencia y libertad de espíritu». El ayuno deberá ir acompañado de la oración, pues está alimenta a nuestro espíritu y le ayuda a obrar siempre en libertad e inteligencia.

Al comenzar este tiempo de gracia en toda la Iglesia, nos hace mucho bien hacer un buen examen de conciencia y acercarnos al Sacramento de la Reconciliación, de modo que vivamos este tiempo íntimamente unidos a Dios y a nuestros hermanos.

La práctica de la limosna será otra de las obras que nos ayudarán a fortalecer nuestro espíritu, recordando que la limosna traducida en términos cristianos deberá ser la caridad, especialmente con aquellos que más necesitan y con todos aquellos a los que podemos hacer el bien.

Que al iniciar esté tiempo de Cuaresma realmente vivamos como verdaderos hijos de Dios y hermanos en Cristo el Señor, con un corazón penitente y dispuesto a la conversión. Que la Santísima Madre del Señor nos acompañe en este camino cuaresmal, para que al celebrar las fiestas de Pascua, podamos ser revestidos y renovados por la Resurrección del Señor, y que podamos ser testigos de esté acontecimiento, sobre todo en estos tiempos difíciles.

Héctor Elías Morales Montes
1o. de Teología