11 Ene 2019

HELLO! 1

La comunidad del Seminario Arquidiocesano de Monterrey hemos concluido una semana de Ejercicios Espirituales, un tiempo de gracia donde meditamos la obra de Dios en nuestras vidas, su presencia en lo más sencillo y ordinario. Una semana donde tomamos un respiro, para seguir respondiendo con alegría y generosidad.

Los ejercicios espirituales, no tienen como objetivo el ser un curso académico o un taller de espiritualidad. Son en sí mismos, un tiempo donde se vive la confortación de si mismos, donde nos hacemos preguntas y preguntamos a Dios lo que quiere para nosotros. Por esta razón, es un tiempo favorable de gracia, paz y misericordia, intentamos poner silencio a nuestro interior, para dejar que el Espíritu hable y nos conduzca. El mismo Señor Jesús, vivo sus ejercicios cuando se retiraba a orar al desierto o lugares apartados, para entrar en dialogo con el Padre y ser guiado por el Espíritu. Nosotros intentamos hacer lo mismo.

Cada una de las etapas formativas de nuestro Seminario, ha meditado y vivido ésta experiencia de acuerdo a las exigencias de cada una de ellas. En el instituto de Teología, hemos meditado sobre: “La experiencia de Dios en la vida diaria al salir a las periferias”. Fué el padre Miguel Ángel Espinosa Garza (Vicario de pastoral) quien nos dirigiera esta semana de ejercicios, donde hicimos conciencia de la importancia de salir de nosotros mismos, de romper nuestros esquemas, para ir al encuentro de los demás, conscientes que hemos sido llamados a ser hombres de esperanza, fe y caridad al servicio del pueblo de Dios.

Después de ésta grata semana, donde sin duda experimentamos la presencia de Dios que nos anima a seguir caminando, volvemos a retomar las actividades propias que van forjando nuestra formación sacerdotal, volvemos a nuestros apostolados a dar testimonio de lo que somos y de lo que deseamos ser, volvemos a retomas clases para seguir preparándonos. Siempre conscientes de que el Señor se hace valer de hombres débiles para anunciar el Evangelio, pero también confiados en que todo es gracia y su gracia nos asiste.

Nos encomendamos a sus oraciones, para que el Señor nos conceda ser siempre fieles y solícitos al servicio de toda la Iglesia y que Dios el motor de nuestra vocación, lleve a buen terminó la obra que ha iniciado.

Héctor Elías Morales Montes.
Primero de Teología