17 Feb 2016

HELLO! 1

Por: José Luis Morán Becerra, seminarista (3º Filosofía)

En el mes de febrero, como ya es tradición, en el Seminario de Monterrey celebramos, junto con las distintas comunidades parroquiales de nuestra Arquidiócesis, el día del Seminario y la Colecta Anual. Pero previamente dedicamos una semana (“Semana de oración por las vocaciones sacerdotales”), en común oración con el Pueblo de Dios, para pedirle al Dueño de la mies que nos conceda la perseverancia a aquellos jóvenes seminaristas que estamos viviendo en las distintas casas de formación (Menor, Curso Introductorio, Filosofía y Teología), y la fortaleza y fidelidad a los sacerdotes, que por Su amor y misericordia, nos ha concedido.

Por ello, para llevar a cabo esta comunión de oración a todas las comunidades parroquiales se les envía un subsidio para que cada día de la semana, durante la oración universal, oren, juntos con nosotros, por las siguientes intenciones:

  • Lunes: En este día, oramos por los jóvenes con inquietud a la vida sacerdotal.
  • Martes: por todos nosotros, los seminaristas del Seminario de Monterrey.
  • Miércoles: por los sacerdotes jóvenes de nuestra Arquidiócesis.
  • Jueves: por los sacerdotes que ejercen su ministerio sacerdotal en parroquia y/o sirven en pastorales específicas.
  • Viernes: por los sacerdotes ancianos y enfermos.
  • Sábado: por los Obispos.

Entonces, tú que formas parte de alguna comunidad parroquial, ¿de qué modo puedes participar durante esta semana?

Orando, y mucho, por cada uno de los seminaristas que actualmente nos estamos formando dentro del Seminario, y por los sacerdotes que sirven en nuestra Arquidiócesis. Tal vez conozcas a alguno de ellos, algún sacerdote o seminarista, ya sea por ser familiar o amigo tuyo, o por haberlo conocido en alguna actividad, o porque es tu parroquiano. Ponlo en tus oraciones. Y, también, te hago la invitación para que participemos juntos en las Misas, especialmente de esa semana, ofreciendo tus intenciones por cada uno de nosotros. Tu oración, en nuestra formación y ministerio, es valiosísima.

A nombre de mis hermanos seminaristas, agradecemos infinitamente tu oración, porque estamos seguros que, de manera sencilla, sigues pidiendo y hablándole a Dios por nosotros. Ah, y recuerda esto: la oración es mutua, tú oras por nosotros y nosotros oramos por ti. ¡Muchas gracias!