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Por: Adrián Alejandro Garza Morales, seminarista.
El día de hoy, 6 de febrero, será un día muy especial para los jóvenes que cursan en el seminario menor de Monterrey ya que, en la Basílica de la Purísima recibirán, de las manos de sus padrinos, familiares y amigos, la sotana negra y la banda azul propias del seminarista. La sotana es un signo muy propio del seminarista peor no sólo es un signo que lo identifica, sino que en cierto grado expresa su ser, su afán de querer consagrar su vida al servicio de Dios a través de los demás.
¿Alguna vez te has preguntado qué significa la sotana? La sotana que portan los seminaristas también es llamado “hábito talar” es decir, vestidura a manera de traje que llega a los talones y desde el siglo XVI es de color negra. Sotana, viene de la palabra latina “subtana” de “subtu” que quiere decir lo que se pone por debajo, ya que encima de ella van las vestiduras litúrgicas como el roquete, la cota y el alba.
Portar la sotana es un signo público de nuestra entrega y servicio a Dios, es un signo de humildad y de moderación en nuestro vestir, es un recordatorio permanente de llevar una vida de santidad. La banda que la ciñe es signo de nuestro carácter y de nuestra entereza por cumplir con la voluntad de Dios por encima de nuestras preferencias. El color azul recoge nuestras esperanzas (las de todos los seminaristas) de, algún día, llegar a abrazar el estado clerical, además de significar el inconfundible amor hacia la Virgen María, inmaculada desde su concepción. Por su parte el alzacuello les recordará mantener erguida su cabeza, de jamás deprimirse, ni avergonzarse o entristecerse de esta distinción que Dios hace de cada uno de nosotros.
La sotana puede llegar a verse como un trozo de tela negra que portan los seminaristas, pero es más que eso, más allá de las apariencias la sotana es nuestro recuerdo vivo de saber que tenemos que dejar todo por el reino de los cielos, que debemos de abandonarnos a nosotros mismos y ser capaces de ir por los más necesitados, de ir hacia los que necesitan descubrir el rostro misericordioso de Dios
Aún recuerdo el día que use la sotana por primera vez, fue un momento muy importante en mi vocación. Recuerdo a mis papás, a mi párroco y a mis amigos en esa celebración y ese recuerdo me ayuda a entender que mi vocación está al servicio de los demás, no sólo es mía, es un don que Dios me regala tanto a mi como a su pueblo.