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– Un acercamiento a la Palabra de Dios por medio de la Lectio Divina –
Por: Eduardo Alberto Mata Ortiz, seminarista.
A lo largo de toda la Sagrada Escritura podemos constatar que Dios quiere establecer una relación personal con el hombre. Él llama, incansablemente por amor, a cada uno de nosotros. Es Dios quien, tomando siempre la iniciativa, mueve los corazones para que vayamos a su encuentro.
Este encuentro, ciertamente, puede darse de múltiples formas y en diversos lugares. Dios nos ha querido hablar por medio de la creación, de los acontecimientos, de los hermanos, especialmente por medio de los más pobres, etc. Sin embargo, Dios nos ha querido hablar de una forma muy especial por medio de su Palabra escrita.
La Iglesia, a lo largo de los siglos, siempre ha tenido a la Sagrada Escritura en un lugar privilegiado. Esto lo podemos constatar en el Concilio Vaticano II, cuando la Constitución Dogmática, Dei Verbum (sobre la Divina Revelación), señaló que la Iglesia siempre ha venerado las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo de Cristo (n. 21).
Pero, ¿cómo podemos acercarnos a la Sagrada Escritura en nuestro diario vivir? ¿cómo debo leer los textos bíblicos para obtener una mayor riqueza? La Iglesia ha propuesto a lo largo de la historia diferentes caminos, todos ellos con la única intención de provocar un encuentro con el Dios vivo que nos habla.
En los últimos años, sin embargo, la Iglesia ha invitado a sus fieles a recuperen un antiguo método de acercamiento a la Palabra. Es un camino que busca llevar al creyente a tener un contacto directo con el texto bíblico mediante la llamada Lectio Divina o Lectura orante de la Palabra, sea esta individual o grupal. Es una llamado que se nos hace para nutrirnos y regir nuestra vida con esa Palabra (Dei Verbum 21).
Esta lectura, podemos decir, debe tener ciertas características. Ha de ser una lectura inteligente, atenta a la dimensión histórica del texto; debe ser, a su vez, una lectura creyente, siendo conscientes de que la Biblia es Palabra de Dios; y, finalmente, debe ser una lectura actualizada, recordando que estamos ante una Palabra viva capaz de transformar nuestra realidad (cfr. JUNCO, C., La Biblia, libro sagrado, Biblioteca Bíblica Básica, p. 403).
La Lectio Divina o la lectura orante de la Palabra, ordinariamente tiene cuatro pasos:
- El primero paso, la lectura del texto bíblico, consiste en leer y releer con atención respondiendo a la pregunta ¿qué dice el texto bíblico?
- El segundo paso, la meditación, consiste en dejarse interpelar por el texto. Este momento debe ayudarte para contestar a la pregunta ¿qué me dice el texto?
- El tercer paso, la oración, nos pone en diálogo directo con Dios. Es un momento en el que, basado en el texto bíblico que leímos, nos preguntamos ¿qué le digo yo al Señor?
- El cuarto paso, la contemplación, nos debe llevar a mirar con nuevos ojos a Dios y a los hermanos, así como a nosotros mismo y al mundo que nos rodea. Es, sin duda, un momento que nos ha de invitar a la acción concreta y al compromiso de vida.
Como lo pudimos ver, la Lectio Divina es un camino que debe llevar al creyente a un encuentro con Dios y con Jesucristo que se hace presente en su Palabra. Es una invitación a escuchar con atención, pero también a responder y vivir con auténtico compromiso cristiano. Ten ánimo y hagamos juntos este ejercicio que es alimento para nuestra vida.