Por: José Luis Morán Becerra, seminarista (Primero de Teología)

Al inicio del nuevo año, seremos testigos de distintos acontecimientos de gracia y bendición de parte del Padre Celestial hacia nuestra Iglesia de Monterrey (ordenaciones episcopales, sacerdotales, diaconales, candidaturas y ministerios, e imposiciones de sotana).

Dentro de este contexto, de modo especial, por los dos nuevos obispos para nuestra Arquidiócesis, el Nuncio Apostólico Franco Coppola ha querido visitar la casa del Seminario Mayor. Acompañado de nuestro Rector, recorrió las instalaciones de los institutos de Filosofía y Teología. Por la tarde tuvimos un encuentro y diálogo con todos los seminaristas y formadores que conformamos el Seminario de Monterrey, en la capilla de Teología. Durante la charla nos dirigió unas palabras compartiéndonos su historia vocacional, y el cómo la sonrisa en el rostro de su tío sacerdote, despertó en él la inquietud por la vida sacerdotal. Además nos comentó que fue en el Seminario en donde aprendió la relación personal con Jesucristo, sobre todo, en la oración.

Después de este momento, nos encaminamos a la Eucaristía, presidida por el Nuncio, en la capilla de Filosofía. En la homilía nos recalcó nuestra participación en las redes sociales, las cuales nos conduzca a un encuentro personal con los demás. Aparte nos mencionó que el sacerdote es “para ser con el pueblo de Dios”, estar con ellos y entregarse con ellos, conduciéndolos al Buen Pastor.

Al finalizar la Misa, gustamos de una cena en el comedor de Teología. Nuestro Padre Rector Juan Carlos Arq, agradeció la presencia de Mons. Coppola, externando la alegría que nos causó su presencia y sencillez en medio de nosotros, en “un encuentro de corazón a corazón”.

Sin duda alguna, la presencia del Nuncio nos anima a continuar perseverando, buscando siempre ser representantes del Señor mostrando con sencillez la alegría de la vocación.