En mi vida San José se presentó como el Santo Patrono de mi capilla en Huinala, ahora ya Parroquia San José de Huinala, desde mis 6 años empecé a asistir a dicho lugar primero para prepararme y recibir mis sacramentos y ya después perteneciendo a diferentes grupos entre Pastoral Catequética, Liturgia y Juvenil. Poco a poco fui profundizando mi conocimiento sobre él, y entre más lo conocía más me enamoraba de su labor de su misión como padre de Jesús y esposo de la Virgen María. Siempre me ha llamado la atención su llamado, manifestándose Dios en sueños pudo conocer que sería de él y de su familia (cfr. Mt. 1,20). Conforme iba conociéndolo, 3 virtudes de este Santo son los que más me marcaron y que constantemente en mi vida he querido imitar: el ser justo, ser trabajador y ser hombre de silencio.

San José fue una persona justa, pero no utilizo la justicia que el Antiguo Testamento dictaba, pues en el momento en que María le confeso su embarazo por obra del Espíritu Santo (cfr. Mt. 1,18), lo que José tuvo que haber hecho era exhibirla públicamente como adultera, para que así fuese lapidada hasta que muriera, cosa que el AT mandaba a realizar por justicia. Pero el obrar de José fue distinto guardo silencio y no la exhibió, seguramente fue por el gran amor que le tenía, pero algo si es seguro la justicia que expresa en esta acción el Santo es una justicia propiamente divina, justicia en la cual están impregnados el amor, la compasión, la felicidad, etc. Justicia la cual podemos asimilar a la santidad. Entonces cuando en la Palabra de Dios se habla de que San José es un hombre justo (cfr. Mt. 1,19) quiere decirnos que es santo, que vive como el nuevo Reino de Dios empieza a instituirse.

Sabiendo que el gran Santo fue un carpintero, y que tomo la misión por Dios de tomar como suyo al Hijo de Dios y cuidar tanto de Él como de su misma Madre, podemos decir que fue un gran trabajador. Pues para poder sostener a una familia y con el tipo de trabajo que tenía, ser carpintero no era un trabajo de gran reputación, tuvo que esforzarse demasiado y tenía que haber sido tan dedicado en lo que realizaba.

Y por último San José nos enseña a vivir en silencio, a saber guardar la voz y dejar a Dios que actué a su voluntad a su disposición, es tan sorprendente como un gran hombre y con tan gran participación, en las Sagradas Escrituras no haya mención alguna de palabra, sino que todo lo contrario, es su silencio lo que habla de él, pues aparte de ser una manera muy particular de dialogar con Dios, pues vemos como en el silencio del sueño de José Dios le habla, también podemos obtener muchas más virtudes, entre las que podemos destacar: la perseverancia, el don de escucha, la humildad, la responsabilidad, etc.

Es por eso que yo creo que San José ha sido tomado como Custodio de la Iglesia Católica, para que de igual modo podamos nosotros aprender y practicar constantemente la justicia, el trabajo y vivir en silencio, a clara imagen suya.

Abraham Oliva
Primero de Filosofía