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¡Tú vas a ser sacerdote!
Esta aventura comenzó hace poco más de 10 años, para ser preciso el 28 de febrero del 2007, estando en el grupo de adolescentes, el sacerdote de la parroquia me dijo unas palabras que impactaron toda mi persona: “tú vas a ser sacerdote”. En aquél entonces, no pasaba por mi cabeza esa posibilidad, no era una opción que me hubiera planteado antes en mi vida, pero sin duda alguna, aquellas palabras resonaron en lo más profundo de mi corazón.
Un sábado 4 de agosto del año 2007, fue el día que se concretizó esta aventura, entré al Seminario, aún recuerdo que ese día tenía demasiado miedo, no sabía lo que me esperaba, no tenía ni idea de lo que iba a encontrar en la vida cotidiana dentro del Seminario. Ahora, después de haber vivido y terminado estos 10 años de formación sacerdotal, sigo descubriendo que es Dios quien verdaderamente guía nuestra vida, sigo impresionándome de las maneras en que nuestro Buen Pastor actúa, siempre presente, la ternura del Dios de la Misericordia, cercano, fiel, que te acompaña en cada momento, y que va haciendo de la aventura de la vida tu propia historia de salvación, que se descubre en la propia vocación.
Hoy, a unos cuantos días de ser ordenado sacerdote, puedo afirmar con toda certeza que el haber sido invitado a ser sacerdote de Dios es algo que sobrepasa todo pensamiento humano. Indudablemente es una invitación que viene de Dios. Escuchar este llamado y responder a este proyecto de Amor, no se alcanza a expresar con palabras, tal vez ni miradas, sino solo en la hermosura de la fe, en el corazón de aquél que cree que Dios se sigue haciendo presente en su Iglesia para seguir amando por medio de sus ministros. Dios sigue llamando, Jesús sigue invitando como lo hizo con sus apóstoles, sus amigos. Dios sigue confiando en sus hijos para que respondan con alegría a este proyecto de Fe y Salvación.
Vale la pena vivir esta aventura de alegría indescriptible, arriésgate a responder sí a su llamado.
Ángel Josué Loredo
Diácono