- BY Seminario de Monterrey
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Antes de entrar al Seminario de Monterrey, era Cirujano General, tenía 35 años cuando entré. Mi proceso vocacional duró cuatro años hasta que escuche a Jesús que me llama a ser sacerdote. Fueron dos acontecimientos entre enero y mayo del 2006 los que me hicieron preguntarme si Dios me llamaba, por una parte leo en la basílica de Guadalupe en México un folleto que se llama la vocación, y me dije: “esto lo estoy sintiendo yo”. Tuve una revolución interna por el sentido profesional: prefería platicar con los enfermos que operarlos. Un psiquiatra en consulta me dice: “Roberto, el llamado de Jesús es personal”. Y a partir de ahí empecé a preguntarme ¿no será esto un llamado?. Y aquí estoy.
Estos dos momentos fueron claves para entender el mensaje de Jesús: “Deja todo, desde hoy serás pescador de hombres”. Cuando decido seguir el llamado de Jesús, experimento un gozo enorme de tener la certeza que Dios me llamaba para ser sacerdote… Lo difícil hubiera sido seguir en el hospital. Cuando externo a mis papás mi decisión, yo creí que me iban a decir que estaba loco y no, fue la misma reacción que cuando de niño les dije que quería estudiar medicina, recuerdo sus palabras claro: “Hijito, aquí estamos, nosotros queremos que seas feliz, cuenta siempre con nosotros”.
Ser sacerdote significa responderle a Jesús, es lo máximo, es mi máxima alegría el saber, el sentir que Jesús me llamo a dejar mi trabajo para estar con Él, hablarle de Él a los demás y ayudarles a poner en práctica sus enseñanzas no tiene precio, estoy muy agradecido con Dios, con Jesús, con el Espíritu Santo de haberme llamado a consagrarles mi vida en el sacerdocio.
Consejo vocacional:
Si tu tienes en tu corazón, una inquietud, no la pases de largo, sincérate contigo mismo, contigo misma, pregúntate: ¿qué quiere Dios de mí?, Dios nos habla a través de nuestros pensamientos,
nuestros sentimientos y de lo que los demás nos dicen. No lo olvides, en tu corazón está la voluntad de Dios. Sé congruente con eso, llega al fondo del corazón y si de verdad sientes que Jesús te está llamando para que seas de Él, dile que sí y te darás cuenta de la grandeza que experimentarás en tu corazón de paz, de alegría y de gozo. No tengas miedo, has un proceso, sé sincero y honesto contigo mismo, contigo misma y encontrarás la voluntad de Dios.
¿Te gustaría saber si Dios te llama a ser sacerdote?
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