13 Jun 2018

En el sexto año de su pontificado el Papa Francisco no regala una nueva Exhortación Apostólica llamada Gaudete et exsultate, en la que nos invita a vivir la santidad en el mundo actual: “Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada” te compartimos los cinco temas más importantes de esta nueva exhortación:

1. El llamado a la santidad

Dios nos llama a cada uno a la santidad: “Sean santos, porque yo soy santo” (Lv 11, 45). En nuestro camino podemos alcanzar esta meta, sin necesidad de copiar a otros, el discernimiento constante y la cercanía con Dios nos permitirán descubrir nuestra santidad original. La santidad es algo serio, no en serie.

“Corramos, con constancia, en la carrera que nos toca” (Hb 12, 1), sabiendo que muchos otros nos ayudan y acompañan a la meta, hay santos que con su vida nos enseñan con signos de heroicidad en el ejercicio de las virtudes. Ninguno se santificó solo, por eso estamos llamados a santificarnos en comunidad, en medio de nuestro pueblo.

La santidad es el rostro más bello de la Iglesia. Es importante que nos dejemos iluminar por los testimonios sencillos en el día a día. Así podremos ser testigos en la actualidad, “mártires” hoy.

El camino de santidad se distingue en construir el Reino del amor, verdad, justicia y paz para todos. Estamos llamados a vivir la contemplación en medio de la acción, según nuestra realidad, nuestra forma particular de compartir la gracia de Dios.

No tengamos miedo a la santidad, no quita fuerza, vida o alegría, al contrario, seremos lo que el Padre pensó cuando nos creó y seremos fieles al propio ser.

2. Dos sutiles enemigos de la santidad.

El Papa identifica como enemigos de la santidad, dos doctrinas heréticas: el pelagianismo y el gnosticismo. El pensamiento pelagiano no necesita de la gracia, su sola voluntad lo construye, olvida entonces que “todo depende de la misericordia de Dios (Rm 9, 16). Esta forma de vida impide que la gracia de Dios actúe mejor en nosotros, porque se le impide a Dios ayudarnos en nuestro camino a la santidad.

Por otro lado, la corriente gnóstica se distingue por una fe encerrada en el subjetivismo, el gnosticismo es solo pensamiento pero nada de acción, se aleja de “un sano y humilde uso de la razón para reflexionar sobre la enseñanza teológica y moral del Evangelio.

3. A la luz del Maestro.

El corazón del documento es el Evangelio de Jesús: las bienaventuranzas. Estas son “el ID” del cristiano. Cuando alguien se cuestiona -¿Cómo se hace para ser un buen cristiano?- el Maestro nos responde con las bienaventuranzas. En ellas se dibuja el rostro de Jesús que cada uno estamos llamados a reflejar.

Por eso es feliz, santo, dichoso, bienaventurado, quien es fiel a Dios y vive lo que su Palabra le enseña ¡Es santo quien vive como Jesús! El Papa Francisco toma las Bienaventuranzas del Evangelio de Mateo (5, 3-12) y predica una actualización de las mismas:

-Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos
-Ser pobre de corazón, depender completamente de Dios, es santidad.
-Felices los mansos, porque heredarán la tierra
-Reaccionar con mansedumbre, no optar por el odio, la violencia o la venganza, es santidad.
-Felices los que lloran, porque serán consolados
-Evitar la esclavitud de la indiferencia, saber llorar con los demás, es santidad.
-Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados
-Buscar con hambre y sed la justicia para cada persona, es santidad.
-Felices los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia
-Dar y perdonar, mirar y actuar con misericordia, es santidad.
-Felices los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios
-Cuidar y mantener nuestro corazón limpio de todo aquello que mancha el amor, eso es santidad.
-Felices los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios
-Dejar el chisme, trabajar por la comunión, sembrar paz en nuestro alrededor, eso es santidad.
-Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos
-Optar por el Evangelio día a día aunque eso nos traiga problemas, es santidad.

Francisco concluye este capítulo recordándonos que seremos juzgados conforme seamos misericordiosos en este mundo y denuncia que algunos piensen que solo se da gloria a Dios con el culto y la oración, centrados en sí mismos, sin desgastar la vida intentando vivir las obras de misericordia.

4.Algunas notas de la santidad actual.

El Papa Francisco distingue cinco notas de la santidad en el mundo actual:
Es fundamental vivir centrados en Dios, quien nos ama y nos sostiene, viviendo la misericordia en todos los aspectos de nuestra vida.

Vivir con alegría y sentido del humor; porque los santos viven en gozo, la alegría de la santidad se comparte a los demás.
La santidad es audacia, empuje evangelizador que deja marca en el mundo. El santo confía y transforma la realidad, no tiene miedo, sabe quien lo acompaña, crea y es capaz de desinstalarse para dar testimonio de su realidad misionera de la alegría del Evangelio.

La santificación es un camino comunitario, porque en la soledad es difícil luchar contra la propia concupiscencia, las asechanzas del demonio y la actual cultura egoísta. Es en la comunidad y en los pequeños detalles de amor que uno se santifica.

La santidad depende de una habitual oración y adoración. Dice el Papa “No creo en la santidad sin oración” y, “en la oración encontramos los caminos de santidad que Dios nos propone”.

Hemos de preferir la lectura orante de la Palabra de Dios, en el encuentro con Él en su Palabra nos moveremos a encontrarnos con Él en la Eucaristía. Así, aliados a Él, podrá transformar nuestra vida ¡santificarnos!

5. Combate, vigilancia y discernimiento.

En la vida cristiana el combate es permanente. Es necesaria mucha fuerza y valentía para resistir las tentaciones del diablo y anunciar el Evangelio. Esta lucha es muy bella, porque nos permite celebrar cada vez que el Señor vence en nuestra vida.
La lucha es contra el diablo, el príncipe del mal, y se suma a la mentalidad mundana de la mediocridad, a la ausencia de compromiso y de gozo. El diablo nos envenena con el odio, la tristeza, la envidia y los vicios, así nos destruye, a nuestra familia y a nuestra comunidad, porque “como león rugiente, ronda buscando a quién devorar” (1 P 5, 8) Por eso hay que estar vigilantes siempre para no corrompernos espiritualmente.

En otro sentido, el discernimiento constante es fundamental para evitar caer en tentación, para salir de la mundanidad a la que nos empuja el mundo. Es oportuno entonces hacer diariamente un examen de conciencia para reconocer la voz de Dios. Así seremos capaces de salir de nosotros mismos y dejar que Dios nos ayude a vivir la misión a la cual fuimos llamados para el bien de los hermanos.

El Papa Francisco corona sus reflexiones poniendo como ejemplo a María, quien vivió como nadie las bienaventuranzas de Jesús. Ella nos enseña el camino de la santidad y nos acompaña, platicar con ella nos consuela, libera y santifica, ella no necesita muchas palabras, le basta que constantemente digamos “Dios te salve, María…” ¡Que el Espíritu Santo infunda en nosotros el hambre de ser santos para mayor gloria de Dios y contagiemos a otros para ello! ¡Solo así disfrutaremos una felicidad que el mundo no nos podrá quitar!