15 Mar 2016

HELLO! 1

Por: Antonio Peña, seminarista (2º de Filosofía)

“Para este año de la misericordia estaría bien que hiciéramos algo diferente” así comenzó este sueño que el equipo de La Alegría del Evangelio logró hacer realidad gracias a la solidaridad de la Iglesia.

En la emisión dedicada a la Epifanía del Señor se invitó a los grupos juveniles de la Iglesia de Monterrey al concurso “Compartir la Misericordia con Alegría”, consistió en inscribirse para que, después de sorteado el grupo ganador, fuera ayudado y acompañado por LAE a realizar una obra de misericordia: dar de comer al que tiene hambre. La motivación: compartir los tradicionales tamales del día de la candelaria con quien necesite.

Grata fue la sorpresa de la participación de los grupos juveniles, cabe destacar que participaron grupos de Cadereyta y Linares, y entre todos el ganador fue Brotes de Olivo, de la Parroquia San Jorge Mártir del municipio de San Nicolás de los Garza.

El reto fue organizarnos para llevar a cabo esta obra, que en el marco del año jubilar de la misericordia y en medio del tiempo cuaresmal, implicó estar dispuestos, grupo juvenil ganador y equipo de LAE para sacarlo adelante, el cual se logró gracias a la participación de la Iglesia ¡pudimos compartir con alegría la misericordia de Dios gracias a la Iglesia de Jesús!

Los tamales se convirtieron en lonches ya que se consideró oportuno compartirlos con los familiares de los pacientes del Hospital Metropolitano “Dr. Bernardo Sepúlveda” en San Nicolás de los Garza, fuimos acompañados por un grupo de amigos y bienhechores, quienes sumándose a esta labor lograron donar más de 150 lonches y fruta. El grupo Brotes de Olivo fue responsable de las bebidas para completar la ayuda.

Al llegar al hospital nos sorprendió la participación del grupo de Renovación Carismática del Templo del Señor de la Misericordia, quienes ya estaban entregando desayunos a la puerta del hospital. “Estamos dando lo que Dios nos comparte, para sus hijos, para los enfermos” expresó María Teresa de Jesús motivada, junto con sus hermanas de grupo, por el Año de la Misericordia promulgado por el Papa Francisco.

“Hay que ser grupos de puertas abiertas, no de puertas cerradas, ser alegres y compartir lo que sabemos, aunque sea poquito” expresó Janelly Cardiel motivando a los demás jóvenes a salir de sus salones parroquiales conforme a la enseñanza del Papa Francisco; “Evangelizar sin miedo, salir a la calle” reiteró Carlos Alejandro Cantú, también del grupo Brotes de Olivo.

Entre las bienhechoras de esta obra Myrna Pérez de Sánchez comentó: “El amor a Cristo es el que nos mueve, gracias a su Espíritu Santo, es el amor a Cristo el que nos mueve a servir al hermano” y Alma Ramírez Perea agregó “a cada uno Jesús nos dice: denles ustedes de comer” quien atendió el llamado para preparar los lonches de esta obra. “Que el pastor salga del templo es lo que hizo Jesús, estar con los más necesitados es el mejor ejemplo que pueden dar… cuando el Pastor sale uno se siente más acogido” nos aconsejó Lizeth Lara a los futuros pastores, quienes agradecemos estas palabras que animan nuestra formación como pastores a imagen de Cristo, Buen Pastor.

La dos horas que estuvimos en las afueras del hospital, nos permitieron conocer un poco el padecimiento de los internados y el esfuerzo de sus familiares, permitiéndonos así, al menos por un instante sostener junto con ellos, por medio del alimento y la oración, la cruz de la enfermedad. “La gente a nuestro alrededor nos miraba y se acercaba. Su rostro les cambiaba al sentirse reconfortados por el agua y el pan que les entregábamos, eso nos llena a nosotros de Dios” expresó Hugo Lara, compañero de Teología que nos acompañó, a sus hermanos menores del Instituto de Filosofía a vivir esta experiencia.

Nos pareció un milagro el darnos cuenta que alcanzó la fruta, los lonches y el agua, uno solo quedó, como queriéndonos decir por medio de ello el Señor “sigan dándoles de comer” y ese fue el compromiso que hicimos en nuestra oración final, no hacer de esto un gesto único, sino un habito de vida, encarnar la virtud de la solidaridad, de la compasión. Dice el Papa Francisco la palabra solidaridad está un poco desgastada y a veces se interpreta mal, es mucho más que algunos actos esporádicos de generosidad (EG 189) por tanto, esto que comenzó como un sueño y que ahora es una realidad que podemos contar exige nuestra respuesta generosa ante el llamado que Jesús, a toda su Iglesia, nos sigue haciendo: Denles ustedes de comer. (Mc 6,37)

 

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