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HELLO! 1
Por: Roberto Sergio García Garza, seminarista.
Una madre nunca se cansa de cuidar a sus hijos.
En el Seminario de Monterrey celebramos, a lo largo del año, una rica variedad de fiestas dedicadas a la reverente veneración de Nuestra Madre del Cielo: la Virgen María.
Entre ellas, una de las más importantes es la que celebramos en este mes de Diciembre: la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Todos nosotros sentimos un aprecio especial por la Guadalupana y esto quizá se debe al cariño profundo arraigado en el corazón de cada mexicano por aquella mujer que los trajo al mundo: su madre.
Cuando nuestra madre cumple años, organizamos una gran fiesta en el hogar. No faltan los mariachis, la música alegre y comida en abundancia (comida que en muchas ocasiones es preparada por la misma festejada), así mismo con Nuestra Madre del Cielo. En el Seminario, año con año, organizamos una gran fiesta para la Virgen de Guadalupe agradeciendo sus cuidados e intercesión.
Las mañanitas a la Virgen, la danza de los ‘matlachines’ y el chocolate caliente después de la Celebración de la Misa son elementos característicos de nuestra fiesta. Lo que hacemos es lo que cualquier hijo considerado desea hacer por su madre: agradecer sus desvelos y cuidados, corresponder a su amor siempre atento. Es una fiesta espiritual que a todos nos llena de alegría.
Aunque los hijos seamos rebeldes, las madres nunca se cansan de cuidarnos y de escucharnos en tiempos de dificultad. En el Seminario, festejamos a nuestra Madre del Cielo y hacemos propias las palabras que María le dirigió a Juan Diego en el Tepeyac: “Porque yo soy vuestra Madre misericordiosa, de ti, y de todos los hombres que viven unidos en esta tierra, y de todas las personas que me amen, los que me hablen, los que me busquen y en los que en mí tienen confianza. Allí les escucharé sus lloros, su tristeza, para remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores”.
Mi experiencia en estas fiestas guadalupanas es semejante a lo que experimento cuando visito mi casa en vacaciones. Comer la comida de mamá, escuchar sus consejos y saberme siempre cuidado por ella. María de Guadalupe es la madre amorosa que, en estas fechas y todos los días, cuida de nuestros pasos. Como San Juan Diego, nosotros también sintámonos abrazados por esta Madre amorosa que siempre está al pendiente de nuestras necesidades porque una madre nunca se cansa de cuidar a sus hijos.