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HELLO! 1
Por: Departamento de Comunicación.
Son ya casi tres años desde que la Arquidiócesis de Monterrey, recibió por última vez, la noticia que dos sacerdotes eran llamados a la consagración y vida episcopal en vistas al servicio y crecimiento a la santidad de la Iglesia. Ahora, desde el mes de octubre del pasado año, su Santidad Francisco, vuelve a llamar a dos sacerdotes, originarios de Allende, N.L., a alcanzar la plenitud sacerdotal, teniendo como principal valor el servicio a nuestra Iglesia.
Mons. Oscar Tamez y Mons. Heriberto Cavazos, han recibido la consagración episcopal por medio de la imposición de las manos y la oración consacratoria de parte del Sr. Arzobispo Don Rogelio Cabrera López, el día 11 de enero de nuestro presente año.
Alrededor de 45 Obispos provenientes de las diferentes diócesis de nuestro país y la notable presencia de Mons. Franco Coppola, Nuncio Apostólico en México, sacerdotes y una gran multitud de fieles se reunieron para presenciar este bello acontecimiento en la Basílica de Guadalupe, en la Colonia Independencia.
En la homilía, el Nuncio Apostólico animaba a los nuevos obispos a entregarse por amor sirviendo a la Iglesia, ya que “solo el obispo que ama como Dios ama, reconocerá la acción de Dios”.
Se esperaba que los nuevos obispos nos compartieran algunas palabras, y así sucedió; en primer lugar, Monseñor Heriberto, con gran simpatía, agradeció a su familia de sangre por todo el apoyo que le ha brindado, como también a su familia del Seminario de Monterrey en donde estuvo 12 años como seminarista y otros 12 como director espiritual. Y por su parte, Monseñor Óscar también agradecido con la Iglesia, hizo una petición especial a toda la comunidad congregada: “pidan por nosotros para que podamos servir a la Iglesia, como la Iglesia lo necesita”.
Agradecemos a Dios porque “nos ha mirado con misericordia” al permitirnos recibir tal gracia para nuestra Iglesia. Ahora en el naciente ministerio episcopal de Mons. Óscar y Mons. Heriberto, hemos de orar por ellos y que nuestra oración sea la forma de hacerles saber que no están solos, nuestras súplicas les acompañarán siempre.