17 Dic 2015

HELLO! 1

Por: Michaelle Vladimir Chávez Palomo, seminarista.

Como ya es costumbre, el Seminario Arquidiocesano de Monterrey visita la Basílica de la Santísima Virgen del Roble, Patrona de la Arquidiócesis de Monterrey, dos veces en el curso escolar anual. La primer visita la realizamos el día de su fiesta Patronal, el 18 de Diciembre. Este día se celebra divido a que S.S. León XIII llamó al Santuario de la Virgen del Roble «De la expectación del parto de nuestra Señora» y la segunda la realizamos el 31 de Mayo, día en que fue su coronación Pontificia y Patronato de la Arquidiócesis de Monterrey.

En estas visitas a la Basílica del Roble, el seminario tiene la participación de ayudar en las cuestiones litúrgicas, como la es el coro, donde canta la Schoola Cantorum y el servicio al altar conformado por los mismos seminaristas, pero más allá de ir ayudar durante la misa, estas visitas nos deben recordar a cada uno de los seminaristas y sacerdotes, el papel que juega María dentro de nuestra formación.

Saber que nosotros no vamos caminando solos, que siempre está ese papel de Madre que nos va guiando, para poder llegar a su Hijo Jesús. Y qué mejor que encomendarnos a nuestra Santa Patrona a la cual le guardan un gran cariño generaciones de fieles que han sido de Monterrey y esto como signo de ser todos hijos de una misma Madre, que todos somos hermanos y que todos tenemos una misma meta, la de llegar a la Santidad acompañados de María.

Quisiera citar estas palabras de Mons. Alfonso Espino y Silva, que dijo en 1963, “La imagen de la Virgen del Roble expresa el título de Madre espiritual que vino a buscarnos para socorrernos, dándonos, sin cansarse de dar, la riqueza de sus dones maternales, con la reciedumbre de un amor antiguo que por siglos gozaron nuestros antepasados y con el encanto de un amor siempre nuevo que no se cansa de dar, del que gozamos nosotros y gozarán también sus hijos e hijas”

Con estas palabras que dice acerca de la imagen, nos debe recordar que María también es ejemplo para nosotros, de la cual debemos aprender a dar sin cansarnos, a poner nuestros dones al servicio de los demás y sobre todo a poder amar con ese amor maternal que tiene para con todos sus hijos.

-Virgen del Roble-
-Cúbrenos con tu manto-