- BY Seminario de Monterrey
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El apostolado es parte fundamental en la formación sacerdotal, ya que este implica la práctica de lo que se ha aprendido dentro de las aulas, así como también de la expresión de la fe por medio del amor al prójimo y el servicio. Es el medio por el que se puede servir a los demás, el cual permite tomar experiencia para un futuro ministerio en las parroquias.
Este año tuve la oportunidad de hacer apostolado en la parroquia de San Juan Bautista en el centro de Cadereyta Jiménez, junto con otros compañeros seminaristas y en conjunto con los padres que ahí se encuentran dando su ministerio. Puedo decir en primer lugar que fue una experiencia muy grata volver a las parroquias de manera presencial, especialmente porque la pandemia nos había quitado esta experiencia el año pasado.
Al principio comenzamos solo yendo algunos de los que formábamos el equipo, esto como medida de precaución ante la pandemia. Por eso algunas actividades las tuvimos que realizar de manera virtual. Así sucedió durante un semestre. De esto pude aprender a utilizar mejor los medios de comunicación, pues era necesario para poder estar en contacto con la comunidad. Sin embargo, sentía que era necesario ya estar en contacto de manera presencial con las personas, para compartir mejor las experiencias y las actividades.
Una de las actividades que más disfruté fueron las celebraciones litúrgicas, sirviendo en los bautismos y eucaristías. Debo decir también que disfruté mucho la convivencia, gracias a la buena relación que llevo con mis compañeros seminaristas, como con los padres y las personas cercanas a la parroquia.
Fue hasta el segundo semestre, luego de unas merecidas vacaciones de Navidad, que volvía de nuevo a la parroquia pero ahora con todos mis compañeros, ya que la situación de la pandemia nos permitía más apertura. Ahora tocaba tener mayor participación en la vida parroquial.
Las actividades que realizamos en la parroquia eran el acompañamiento en los grupos de catecismo, compartir algún tema con los jóvenes y ayudar en las celebraciones litúrgicas, como bautismos, bodas, quinceañeras y misa dominical.
Considero que este año el apostolado me permitió conocer las circunstancias exteriores y cómo enfrentarlas, de cómo ante ello se persevera y se resiste con fortaleza y por amor. Fue también el conocer a las ovejas y a los pastores, su relación entre ellos y con Dios. Agradezco mucho a esta comunidad por su calidez, por su amor a la Iglesia, por su ejemplo y servicialidad, porque pude aprender de su generosidad y esfuerzo para hacer las cosas bien para la gloria de Dios. Puedo decir que fue un aprendizaje para servir, y fue un encuentro con Dios en las personas que sirven. Me quedo con la experiencia y la enseñanza de este apostolado, y espero que me sirva para los próximos y para un futuro ministerio.
Jesús Alfredo López Díaz | 1º de Teología