20 Mar 2020

HELLO! 1

¿Estás luchando con algún pecado?
Existen pecados de los cuales parece que no podemos liberarnos, que con el paso del tiempo van generando en nosotros sentimientos de culpa y una gran desesperación; hemos orado, nos hemos acercado a los sacramentos, y sin embargo siguen ahí, no podemos librarnos de esas cadenas. Todos nosotros en algún momento de nuestra vida hemos pasado por algo así, pero no te preocupes, es algo normal, pues forma parte integral de nuestra vida espiritual. Hoy quiero presentarte un arma que es muy poderosa: El Ayuno.

Si quieres derrotar un pecado que te ha esclavizado y llenar de energía tu vida espiritual, toma la santa arma del ayuno, porque lo dijo Jesús: “hay demonios que no pueden ser expulsados sino con ayuno y oración” (Mateo 17, 21).

Desde los primeros siglos del cristianismo, la Iglesia nos ha enseñado la necesidad de llevar una vida ascética. Esta práctica no es solo para los sacerdotes y los monjes, sino para todo cristiano. El ascetismo es el negarse a sí mismo con el fin de tener el propio control. Es muy necesario para todos debido a nuestras pasiones, los deseos de la carne, los cuales llamamos concupiscencia, ya que muchas veces somos llevados por estos deseos en formas en las que apenas logramos controlar.

Por medio de la gracia, podemos vencer nuestros ímpetus y vivir como hijos de Dios, exentos del pecado, ya que este nos conduce a la muerte eterna. Nos encontraremos en la libres de nuestras pasiones haciendo que mueran a través de la práctica del ascetismo, específicamente, el ayuno. El ayunar nos ayuda a someter ese potro salvaje y someterlo con una brida de auto control.
¿Y cómo puedo incluir el ayuno en mi vida?
El primer paso para ayunar es obedecer el cuarto mandamiento de la Iglesia, ayunar los Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, abstenerse de carne los viernes y observar el ayuno eucarístico (no comer o beber una hora antes de la comunión).

Ayuna del pecado
Ayunar de alimento no sirve de nada sino está acompañado de ayuno de pecado. San Basilio nos da el siguiente consejo en lo que se refiere al ayuno:
“Debemos ayunar de manera aceptable y agradable al Señor. El verdadero ayuno es alejarnos de la maldad, la templanza de la lengua, abstinencia del enojo, separación de los deseos, las calumnias, las falsedades y las injurias. Privarnos de todo esto es el verdadero ayuno.”

Incrementa tu oración
Ora para controlar tus pasiones, suplica continuamente para que la gracia de Dios fluya en tu alma, ruega por las virtudes en las que necesites madurar, y pide por la fuerza para librar la batalle espiritual.

¡Cuidado con el orgullo!
Recuerda que el ayuno es solo una herramienta, que se basa en una donación de amor para Dios y a nuestro prójimo. No lleguemos a creer que somos superiores a otros solo porque ayunamos, o pensar que el ayuno es la meta como tal. Porque el ayuno nunca es el fin, no nos hace perfectos o más espirituales que otras personas.

No olvidemos que, si desatendemos el ayuno, nuestra vida espiritual continuará siendo mediocre. Estaremos débiles en el combate de nuestras pasiones, caeremos fácilmente a la tentación. Pidámosle al Señor su gracia para ser fuertes en la batalla espiritual para que podamos resistir las tentaciones del maligno. No hay mejor forma de comenzar este entrenamiento espiritual que a través de la práctica del ayuno.

¡Que Dios los bendiga!
Jesús Emmanuel Garza Torres
1ero de Filosofía