- BY Seminario de Monterrey
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“La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los campos que envíe trabajadores para su cosecha” (Mt 9, 37-38).
Durante el mes de febrero la Iglesia de Monterrey se dedica a orar por las vocaciones sacerdotales, siendo así conocido como “el mes del Seminario”. Durante este tiempo los seminaristas de Monterrey tenemos la oportunidad de visitar las distintas parroquias de nuestra Arquidiócesis, invitando a los fieles a orar constantemente por los sacerdotes y seminaristas y agradeciendo el donativo que durante el mes de febrero (y durante todo el año) hacen para el sostenimiento de nuestro Seminario.
Al ser la primera experiencia de Colecta Anual que he tenido de manera presencial debido a la pandemia, ha dejado momentos guardados en mi interior, pues las muestras de aprecio y cariño de los fieles hacia el Semanario, y sus mensajes de ánimo, son de gran motivación para mi caminar vocacional. Llamó especialmente mi atención el comentario que realizó una señora con la cual conversaba en uno de los domingos de colecta, pues ella mostraba una gran preocupación por la falta de vocaciones, preguntándose qué pasaría si en un futuro ya no hubiese vocaciones sacerdotales, preguntándose cómo podrían los fieles ir a Misa, acercarse a la Eucaristía, reconciliarse con Dios, o incluso ser constituidos hijos de Dios por medio del Bautismo, esto me hizo reflexionar acerca de lo alarmante que es la actual falta de vocaciones.
La Iglesia necesita sacerdotes, y cada vez más presenciamos una disminución en el número de vocaciones al sacerdocio, por ello, es importante la oración constante de los fieles. No nos cansemos de orar por el bien de la Iglesia, por los sacerdotes que guían al rebaño y por los jóvenes que se preparan para algún día serlo; pero sobretodo, oremos mucho por los jóvenes que buscan el sentido de su vida, por los jóvenes a quien Dios llama a su viña, para que sepan atender con generosidad y amor a la voz del Señor que los invita a seguirlo.
Agradezco grandemente la ayuda económica que cada fiel hace al Seminario, pero sobretodo agradezco mucho la ayuda espiritual que nos dan por medio de la oración, esta oración nos hace mucho bien, pues es la que nos sostiene y nos alienta a seguir adelante, para llegar un día a configurarnos con Cristo Buen Pastor.
Armando Sánchez Rodríguez | 2º de Propedéutico