02 Oct 2020

HELLO! 1

La felicidad es algo muy importante en la vida de las personas y en muchas ocasiones se busca ser feliz y vivir en paz, aunque a veces suene imposible. Es difícil detenerse para ir más allá de lo que se puede ver, ya que esto exige tiempo, que en ocasiones no tenemos, o no estamos dispuestos a ceder.

El encuentro con el otro nos lleva hacia una aventura, ya sea por las ideas o planes que pueda proponer. Estar en contacto con los demás nos ayuda a ver fuera de nosotros mismos, yendo más allá de lo cotidiano, y si ponemos atención, nuestra vida puede mejorar considerablemente.

Todos queremos saber para qué estamos aquí en el mundo, tenemos dudas sobre lo que debemos hacer o en dónde deberíamos estar, queremos estar seguros de nuestra vida y también ser exitosos en esta búsqueda.

Ser llamado a una vida de fe exige mucho de nuestra parte y no siempre es como se supone que deba ser, pero se tiene una oportunidad tan valiosa que llenará con creces nuestra vida. Por esto, buscar encontrarme con Aquel que me dio la vida, sea cual fuere el camino, aunque pueda causar miedo y duda, alcanza la certeza de que será una vocación feliz por el simple hecho de tener a Dios como nuestro origen y nuestro fin.
No hacen falta grandes discursos para saber hacia dónde ir. En el momento que nos quedamos sin habla ante la presencia de Dios, cuando miramos a Cristo, todo está claro, Jesús es el camino, la verdad y la vida. La vida con Dios hace al hombre feliz.

Recemos juntos:

Señor Jesús,
reconocíéndome amado por ti,
he visto cuanto te necesita el mundo;
A pesar del miedo y la duda, ¡aquí estoy!
Envíame a ser lo que has soñado para mi desde la eternidad.

María, madre de los jóvenes,
tú que dijiste sí con alegría,
enséñame a hacer todo lo que Él me diga.
Amén.

Seminaristas Mauro Villegas
Tercero de Filosofía

01 Dic 2019

HELLO! 1

El Adviento, es un tiempo litúrgico de preparación espiritual para la Fiesta de la Navidad del Señor (25 de diciembre) que dura cuatro semanas. La palabra Adviento es una palabra que vive del latín “Adventus” que significa “la llegada”. Se usaba entre los romanos para anunciar la llegada victoriosa del emperador.

Nosotros los cristianos, nos preparamos precisamente para la llegada de Jesucristo a nosotros, a nuestras vidas, a nuestra historia. De tal manera que la misa de cada domingo va disponiendo nuestro espíritu, para una celebración cristiana de la navidad, el nacimiento del Sol que nace de lo alto.

Cuando vamos a recibir alguna visita importante en nuestra casa, ponemos especial cuidado en limpiarla y arreglarla, con mayor razón cuando sabemos que vendrá mucha gente por tener alguna fiesta. El Adviento es precisamente un tiempo y una oportunidad para arreglar y disponer nuestro espíritu que será la casa espiritual en la que recibiremos a Cristo Jesús. Las celebraciones litúrgicas del Adviento nos irán orientando en nuestra preparación espiritual y cristiana.

Recomendaciones para vivir este tiempo:
• Hay que velar para que no dormirnos en nuestros propios vicios.
• Hacer oración.
• Participar con suma diligencia y devoción en las celebraciones litúrgicas.
• Hagamos una o algunas obras de caridad. Recuerda que la caridad no solo se trata de regalar cosas, sino también compartir una palabra de aliento, una sonrisa. ¡Asegurémonos de demostrar que Dios vive en nosotros!
• Ante todo esto, levantemos la cabeza y fijemos la mirada, veamos los esfuerzos y las luchas continuas de tanta gente buena que se organiza, trabaja, y lucha por un mundo mejor, sostenida por la fe. ¡Incorporémonos y formemos parte de esa gente buena!

Tres actitudes para vivir el Adviento:
1. Esperanza: este tiempo nos invita a esperar. Nosotros esperamos la aparición gloriosa y definitiva de nuestro Señor Jesucristo. La esperanza es una virtud cristiana que debe marcar este tiempo de Adviento.
2. Atención o vigilancia: “Velen, manténganse firmes en la fe, sean hombres, sean fuertes” (1 Co 16, 13). Debemos estar pendientes, dispuestos y atentos, esperando al Señor.
3. Alegría: para muchos, estos tiempos son tiempos tristes y difíciles, pero los cristianos debemos luchar por estar alegres, sin olvidar que nuestra alegría está en el Señor. La llegada de Jesús nos debe animar y alegrar, como a Juan el Bautista que salta de gozo en el seno de su madre (Lc 1, 42-55).

Que este tiempo nos ayude a ser mejores cristianos, a seguir siendo luz que ilumina a los que viven en oscuridad. Que la solemnidad de la Navidad nos recuerde el gran misterio de nuestra redención, preparemos nuestra mente, nuestro corazón y nuestro espíritu para vivir con intensidad este tiempo de Adviento. Cuidemos el no mundanizar este tiempo, y nunca olvidemos su verdadero sentido.

Que la Virgen María primicia del Adviento, nos ayude a caminar atentos y listos para la segunda y definitiva venida de Jesús, nuestro Señor.

Héctor Elías Morales Montes.
Segundo de Teología