09 Feb 2024

HELLO! 1

Para empezar a contar mi vocación he de decir que mucho ha sido gracias a mi familia. En ella he encontrado el apoyo necesario para poder discernir y cumplir la voluntad de Dios en mi vida.

Cuando yo era niño, mi hermana fue al Centro Vocacional y recuerdo que ese acontecimiento me llamó mucho la atención porque yo no sabía en qué consistía ese «proceso vocacional». Después se me explicó, y al final vi muy bien que mi hermana le quisiera dar a Dios, tiempo de su vida, para saber qué quería Él de ella.

Tiempo más tarde cursé la preparatoria, y ahí me la pasé muy bien. Salía con amigos y tuve novia. Pero en tercer semestre de prepa me llamó la atención en pensar en que el sacerdocio podía ser un estilo de vida para mí, pero no se lo dije a ninguno de mis amigos y amigas. Todo esto ocurrió a raíz de ver a un sacerdote levantar el Cuerpo de Cristo en misa y me pregunté que cómo era posible aquel suceso de que un hombre pudiera traer al presente el Cuerpo de Cristo, preguntarme eso me impactó.

Así que fui al Centro Vocacional yo también para saber que quería Dios de mi vida, pero terminé abandonado el proceso después de algunos retiros y entrevistas con los acompañantes, diciéndome a mí mismo: “yo no soy para el sacerdocio, lo mío es casarme y tener hijos”. Mis papás ya sabían que yo estaba yendo al proceso, por lo que cuando me salí, también recibí apoyo y me dijeron que ellos iban a estar para mí en cualquier decisión que yo tomara.

Después ingresé a la Facultad de Relaciones Internacionales y puedo decir sin miedo a equivocarme que ha sido la mejor etapa que he tenido como estudiante, principalmente por las amistades que tuve ahí y el ambiente universitario. Pero ocurrió algo que no esperaba, y es que mientras tomaba clases empezaba a pensar en el sacerdocio otra vez, como un estilo de vida posible. Y cada día pensaba más en que me gustaría administrar el sacramento de reconciliación, pues yo quería que la gente sintiera la paz de Dios cuando se confesaran. Así que platiqué con mi párroco de mi comunidad Corpus Christi en Monterrey y él me ayudó mucho a discernir, hasta que llegó un punto donde me dijo que tenía que regresar al Centro Vocacional. Y mi familia no se sorprendió de mi decisión de volver, se veían más tranquilos que yo y me apoyaron en esa decisión. Por otro lado, yo volví a sentir nervios, a pesar de tener más seguridad en lo que quería que la vez anterior. Al final hice el proceso y fui admitido.

Hoy en día voy en mi quinto año de formación sacerdotal, conocido como tercero de filosofía, y no me arrepiento de haber ingresado. He aprendido mucho de mí mismo de y de los demás, he conocido más a Jesús y he crecido en muchas dimensiones de mi persona. Estoy muy agradecido con esta institución y con los padres formadores por todo lo que me han enseñado, y espero que con la ayuda de mi familia, de cualquier persona que lea esto y haga oración y con Dios, algún día ser sacerdote en favor del pueblo de Nuestro Señor.

Para concluir quiero decir que desde que tengo 12 años rezando el rosario diario y no tengo la menor duda que Nuestra Madre, la Virgen María, ha sido quien me ha dado fuerza para primeramente tratar de ser un buen cristiano y en segundo para seguir en esta vocación.

Roberto Manrique Nielsen

3ero de Filosofía

17 Feb 2016

HELLO! 1

Por: José Luis Morán Becerra, seminarista (3º Filosofía)

En el mes de febrero, como ya es tradición, en el Seminario de Monterrey celebramos, junto con las distintas comunidades parroquiales de nuestra Arquidiócesis, el día del Seminario y la Colecta Anual. Pero previamente dedicamos una semana (“Semana de oración por las vocaciones sacerdotales”), en común oración con el Pueblo de Dios, para pedirle al Dueño de la mies que nos conceda la perseverancia a aquellos jóvenes seminaristas que estamos viviendo en las distintas casas de formación (Menor, Curso Introductorio, Filosofía y Teología), y la fortaleza y fidelidad a los sacerdotes, que por Su amor y misericordia, nos ha concedido.

Por ello, para llevar a cabo esta comunión de oración a todas las comunidades parroquiales se les envía un subsidio para que cada día de la semana, durante la oración universal, oren, juntos con nosotros, por las siguientes intenciones:

  • Lunes: En este día, oramos por los jóvenes con inquietud a la vida sacerdotal.
  • Martes: por todos nosotros, los seminaristas del Seminario de Monterrey.
  • Miércoles: por los sacerdotes jóvenes de nuestra Arquidiócesis.
  • Jueves: por los sacerdotes que ejercen su ministerio sacerdotal en parroquia y/o sirven en pastorales específicas.
  • Viernes: por los sacerdotes ancianos y enfermos.
  • Sábado: por los Obispos.

Entonces, tú que formas parte de alguna comunidad parroquial, ¿de qué modo puedes participar durante esta semana?

Orando, y mucho, por cada uno de los seminaristas que actualmente nos estamos formando dentro del Seminario, y por los sacerdotes que sirven en nuestra Arquidiócesis. Tal vez conozcas a alguno de ellos, algún sacerdote o seminarista, ya sea por ser familiar o amigo tuyo, o por haberlo conocido en alguna actividad, o porque es tu parroquiano. Ponlo en tus oraciones. Y, también, te hago la invitación para que participemos juntos en las Misas, especialmente de esa semana, ofreciendo tus intenciones por cada uno de nosotros. Tu oración, en nuestra formación y ministerio, es valiosísima.

A nombre de mis hermanos seminaristas, agradecemos infinitamente tu oración, porque estamos seguros que, de manera sencilla, sigues pidiendo y hablándole a Dios por nosotros. Ah, y recuerda esto: la oración es mutua, tú oras por nosotros y nosotros oramos por ti. ¡Muchas gracias!

15 Dic 2015

HELLO! 1

Existe una criatura en la que el diálogo entre la libertad de Dios y la libertad del hombre se realiza de modo perfecto, de manera que las dos libertades puedan actuar realizando plenamente el proyecto vocacional; una criatura que nos ha sido dada para que en ella podamos contemplar un perfecto designio vocacional, el que debería cumplirse en cada uno de nosotros.

¡Es María, la imagen salida del designio de Dios sobre la criatura! Es, en efecto, criatura como nosotros, pequeño fragmento en el que Dios ha podido verter todo su amor divino; esperanza que nos ha sido dada para que mirándola, podamos también nosotros aceptar la Palabra a fin de que se cumpla en nosotros.

María es la mujer en la que la Santísima Trinidad puede manifestar plenamente su libertad electiva. Como dice San Bernardo comentando el mensaje del ángel Gabriel en la anunciación: « Esta no es una Virgen encontrada en el último momento, ni por casualidad, sino que fue elegida antes de los siglos; el Altísimo la predestinó y se la preparó ».Y San Agustín ya había escrito mucho antes: « Antes que el Verbo naciese de la Virgen, El ya la había predestinado como su madre ».

María es la imagen de la elección divina de toda criatura, elección hecha desde la eternidad y totalmente libre, misteriosa y amante. Elección que, normalmente, va más allá de lo que la criatura puede desear para sí: que le pide lo imposible y le exige sólo una cosa: el valor de fiarse.

Pero la Virgen María es también modelo de la libertad humana en la respuesta a esta elección. Ella es la muestra de lo que Dios puede hacer cuando encuentra una criatura libre de acoger su propuesta. Libre de pronunciar su « sí », libre de encaminarse por la larga peregrinación de la fe, que será también la peregrinación de su vocación de mujer llamada a ser Madre del Salvador y Madre de la Iglesia. Aquel largo viaje se concluirá a los pies de la cruz, con un « sí » todavía más misterioso y doloroso que la hará ser plenamente madre; y, después, también en el cenáculo, donde engendra y sigue todavía hoy engendrando, con el Espíritu, la Iglesia y cada vocación.

María, en fin, es la imagen perfectamente realizada de la « mujer », perfecta síntesis del alma femenina y de la creatividad del Espíritu, que en Ella encuentra y escoge la esposa, virgen madre de Dios y del hombre, hija del Altísimo y madre de todo viviente. ¡En Ella cada mujer encuentra su vocación de virgen, de esposa, de madre!

 

Fuente: María, madre y modelo de cada vocación, Obra Pontificia para las Vocaciones Eclesiásticas, 1997

20 Nov 2015

HELLO! 1

  • La vocación es un llamado que Dios hace a todas las personas a aceptar las responsabilidades y a vivir de manera feliz, es decir, nos realizamos como personas y como cristianos.
  • El Papa Juan Pablo II decía: la vocación es un misterio que el hombre acoge y vive en lo más íntimo de su ser. Depende de su soberana libertad y escapa a nuestra comprensión. No tenemos que exigirle explicaciones, decirle: “¿por qué me haces esto?”, puesto que Quien llama es el Dador de todos los bienes.
  • La vocación es un acontecimiento único, indecible que solo se percibe por medio del Espíritu Santo y se hace más audible en la Sagrada Escritura, Persona, Acontecimiento.

 

El llamado comprende 3 niveles:

1. Ser personas: básicamente consiste en llegar a ser persona en plenitud, ser plenamente feliz.

2. Ser cristianos: es la vocación a la Fe, se trata de vivir y reproducir los rasgos de Cristo en nuestra vida.

3. Vocación específica:  el camino de la fe que se concreta en un modo de existir: laico, religioso, sacerdote.

 

  • Para descubrir el llamado o para ver claro el llamado se necesita de la oración, vida sacramental y la dirección espiritual.

Descubrir la vocación es caer en la cuenta de que Cristo tiene fijos los ojos en ti y que te invita con la mirada a la entrega total en el amor.

Si deseas saber más sobre la vocación escríbenos a centrovocacional@vocacion.com, o entra a nuestra página www.vocacion.com

 

centro-voc

13 Oct 2015

HELLO! 1

Saludos a todos, soy el seminarista Omar Alejandro Flores Soto, actualmente estoy en mi año de Experiencia Eclesial, en el cual, vivimos durante un año escolar en una parroquia para madurar y fortalecer nuestra vocación hacia el sacerdocio. Estoy sirviendo en la parroquia de Santa Emma en Juárez, NL. con el Párroco el Padre Jaime Dávila Hernández, que también es vicario Episcopal de la Zona 7, el padre Ernesto Ríos Treviño, vicario parroquial y el Diácono Gerardo Saldaña.

Dios me está haciendo vivir experiencias que sólo se pueden ver una vez en la vida de la comunidad, como la construcción del templo parroquial y la creación de nuevas capillas, forjando comunidades para el encuentro de Jesucristo, en especial en la Eucaristía. También estoy ejerciendo mi ministerio de acolitado ayudando en las Misas, celebrando la Palabra, repartiendo la Comunión y apoyando en las actividades parroquiales como: acompañando a los jóvenes, organizando la primera noche mexicana parroquial, novenario Bíblico, promoviendo la devoción del Rosario, preparando la semana de animación misionera y planeando todas las actividades propias de los tiempos litúrgicos que vienen.

Igualmente se me encomendó acompañar a los jóvenes del decanato de Nuestra Señora del Rosario, también conocido como el decanato de Juárez, el cual, está compuesto por nueve parroquias: Santa Emma, Nuestra Señora del Rosario, Cristo Rey, Santísima Trinidad, Santa Clara, San Judas Tadeo, San Juan de los Lagos, San Miguel Arcángel y Nuestra Señora de los Ángeles; todas éstas en el municipio de Juárez NL.

He acompañado a las chavas y a los chavos al encuentro con el Arzobispo, a la jugada del año, a la marcha juvenil vocacional que organiza el centro vocacional, al retiro y peregrinación de monaguillos, al Congreso Eucarístico Nacional que se realizó en Monterrey. Además, los jueves visito una de las parroquias para dar un mensaje en la Misa y dirijo la Hora Santa. Así mismo hago presencia en las fiestas patronales y cuando me lo piden los acompañó con algún tema, retiro o convivio.

Se organizó la primera marcha juvenil vocacional del decanato de Juárez y hubo una respuesta de un poco más de 100 jóvenes que gritaron por las calles del municipio la alegría de ser de Cristo con cantos, alabanzas, tambores y trompetas. Y ya se está organizando otra marcha, pero ahora con procesión del Santísimo el domingo de Cristo Rey.

Sigamos en oración por todos los jóvenes de la Arquidiócesis de Monterrey, para que Dios ilumine su mente y corazón y puedan escuchar la voz de del Señor y que sean valientes para seguir el camino que Dios propone para que sean felices.