25 Oct 2018

HELLO! 1

El Papa Francisco inauguró el pasado 3 de octubre el Sínodo de los Obispos sobre “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. En su mensaje inicial, enfatizó en que el Espíritu Santo es el responsable de mantener viva y actuante la memoria de Jesús en el corazón de sus discípulos, y solicitó el ardor y la pasión por el Maestro, que haga a toda la Iglesia, capaz de soñar y esperar.

En esta línea, instó al Espíritu Santo el don de los sueños y la esperanza para los Padre sinodales, para que ellos a su vez unjan a los jóvenes con el don de la profecía y la visión.

El Papa reconoció que es necesario transformar todas aquellas realidades y estructuras eclesiales que apartan o alejan a la juventud. Volvió a denunciar el conformismo pastoral identificado en el “siempre se hizo así”, apelando a la esperanza que pide mirar el rostro de los jóvenes y las situaciones en las que se encuentran actualmente. Son ellos, dice, quienes están reclamando luchar contra todas las formas que obstaculizan sus vidas, si exigen una entrega creativa, dinámica, inteligente, entusiasta y esperanzadora de la Iglesia es porque eso les hace falta. Afirmó que necesitan ser acompañados, y pidió que no se les deje solos, en manos de tantos mercaderes de muerte que oprimen sus vidas y obscurecen su futuro.

Para lograr lo anterior, recordó que es necesaria la humildad suficiente de ver a los otros como superiores, de ser capaces de buscar el interés de los demás antes que los propios (Cfr. Flp 2, 4).

El Papa ha pedido a los obispos escucharse, cuidarse de no caer en la lógica de la autopreservación y la autorreferencialidad, apeló al amor por el Evangelio y por el pueblo para hacerlos capaces de buscar un bien mayor que beneficie a toda la Iglesia. Precisamente la escucha, les defenderá de la tentación de caer en posturas eticistas o elitistas, así como de la fascinación por ideologías abstractas que nunca coinciden con la realidad.

Para el Papa Francisco escuchar a los jóvenes es atender el llamado al despertar de la Iglesia y a acrecentar la esperanza. Ellos contienen las nuevas tendencias de la humanidad y son la apertura al futuro (EG 108). La custodia del Espíritu Santo hará posible que la riqueza y hermosura del Evangelio sean fuente constante de alegría y novedad que atienda la solicitud de los jóvenes.

Antonio de Jesús Peña Díaz
2do. de Teología.

12 Oct 2018

HELLO! 1

El Sínodo es un organismo consultivo, integrado por una asamblea de obispos de distintas partes del mundo, convocados por el Papa para realizar consultas, propuestas y sugerencias, sobre un tema específico.

En esta ocasión del 3 al 28 de octubre, se está llevando a cabo la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, con el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. En este sínodo participan 267 padres sinodales, 23 expertos en los temas a abordar, 49 auditores u oyentes y 34 jóvenes de entre 18 y 29 años de edad.

En su discurso de apertura, el Papa Francisco, enfatizó en la gran importancia que tiene el diálogo en el enriquecimiento de nuestra Iglesia y pidió a los participantes, que se mantengan lo más alejado posible de realizar juicios basándose en estereotipos, pues esto causaría que todo intercambio de ideas fuese en vano.

En la homilía de la misa de apertura, el Santo Padre exhortó a los fieles a que verdaderamente tomen en cuenta lo que necesitan los jóvenes para su evangelización: “Ellos nos piden y reclaman una entrega creativa, una dinámica inteligente, entusiasta y esperanzadora, y que no los dejemos solos en manos de tantos mercaderes de muerte que oprimen sus vidas y oscurecen su visión.” También invitó a los sacerdotes y obispos presentes en el sínodo, que repasen bien cual fue primeramente la intención de realizar el Concilio Vaticano II, que debe ser luz que alumbre a estos mismos jóvenes que se encuentran envueltos en un mundo complicado que cambia constantemente.

Pidamos al Señor que ilumine al Santo Padre y a todos los que forman parte de este sínodo, para que se llegue a una conclusión que verdaderamente pueda ser parteaguas en nuestra Iglesia, para que los jóvenes decidan acercarse a Dios y descubran la respuesta al llamado que Él nos hace a todos.

Seminarista Adrián Fernando Gutiérrez Hernández
2do. de Filosofía