16 Feb 2024

HELLO! 1

Una de las frases que me gustan de la Sagrada Escritura es esta:“El Señor ha hecho grandes cosas por nosotros y estamos alegres” (Salmo 125). Porque siento que Dios ha sido bondadoso conmigo, y no hay otra manera de manifestarlo que en el servicio a los demás, y con una sonrisa.

¡Hola, qué tal! Mi nombre es Karlos Cristian Ortiz González, tengo 29 años, y estoy de experiencia eclesial en la parroquia San Juan Bautista, en García, Nuevo León. Lugar donde he estado muy contento y alegre porque Dios se manifiesta de una manera inconmensurable hacia mi persona, y donde puedo descubrir la mirada de Dios con misericordia por la gente que me rodea. Expreso mi agradecimiento y alegría por poder compartir mi testimonio vocacional con todos aquellos que leen este blog de nuestro querido Seminario Arquidiocesano de Monterrey.

En primera instancia, es necesario partir que mi deseo de querer ser sacerdote nació por la entrega generosa y la experiencia de vida de mi párroco. Esa alegría que manifestaba al atender diariamente a los fieles que a él acudían, cómo celebraba los sacramentos, era algo inexplicable por lo que al ver su alegría por las cosas de Dios, me gustó demasiado que tomé la decisión de entrar al Seminario.

Después de un tiempo de estudio y oración, en la etapa de Configuración; los seminaristas somos enviados a realizar un año de servicio que se llama: “Experiencia eclesial” o “Magisterio”, un encuentro fuerte con Dios a través de su Iglesia ya sea por una pastoral en específico, o en mi caso una comunidad parroquial.

Este año de servicio pastoral he podido experimentar esa alegría por la cual me enamoré por las cosas de Dios. Y tal vez te estés preguntando ¿Qué actividades realizan los seminaristas durante este año?

Principalmente, la atención a las personas en los diferentes carismas que tiene nuestra Iglesia. He podido constatar que me encuentro en una parroquia verdaderamente misionera. La extensión territorial de la parroquia es extensa, cuenta con realidades diversas, rurales y urbanas. Son aproximadamente 58 comunidades, donde mi tarea principal es apoyar al párroco en lo que se me encomiende como organizar actividades pastorales, celebraciones de la Palabra, atender y formar al grupo de monaguillos, lectores y jóvenes entre otras acciones pastorales.

Este año de servicio, es un tiempo formidable para ir a la raíz de nuestra vocación, es meditar sobre el futuro ministerio sacerdotal; significa aprender de nuestros párrocos que con sus experiencias nos invitan a reflexionar y aceptar con madurez los retos que representa el llamado al sacerdocio en este contexto actual.  Aprovecho para agradecerle a mi párroco, que con su testimonio y acompañamiento ha ayudado en mi camino de formación.

Son tres acciones en síntesis, acompañar a los grupos, ayudar en las actividades en la parroquia y aprender a amar a Dios en medio de su Iglesia y a través de ella. Cada una de estas acciones representa un papel fundamental en mi historia vocacional, pues al trabajar con niños, adolescentes, jóvenes y adultos puedo hacer mías las palabras del Salmo 125,  de la cual me siento llamado: “A estar alegre porque este año en García, Dios ha hecho grandes cosas conmigo”.

Karlos Cristian Ortiz González

Experiencia Eclesial

Parroquia San Juan Bautista, García., Nuevo León

09 Feb 2024

HELLO! 1

Para empezar a contar mi vocación he de decir que mucho ha sido gracias a mi familia. En ella he encontrado el apoyo necesario para poder discernir y cumplir la voluntad de Dios en mi vida.

Cuando yo era niño, mi hermana fue al Centro Vocacional y recuerdo que ese acontecimiento me llamó mucho la atención porque yo no sabía en qué consistía ese «proceso vocacional». Después se me explicó, y al final vi muy bien que mi hermana le quisiera dar a Dios, tiempo de su vida, para saber qué quería Él de ella.

Tiempo más tarde cursé la preparatoria, y ahí me la pasé muy bien. Salía con amigos y tuve novia. Pero en tercer semestre de prepa me llamó la atención en pensar en que el sacerdocio podía ser un estilo de vida para mí, pero no se lo dije a ninguno de mis amigos y amigas. Todo esto ocurrió a raíz de ver a un sacerdote levantar el Cuerpo de Cristo en misa y me pregunté que cómo era posible aquel suceso de que un hombre pudiera traer al presente el Cuerpo de Cristo, preguntarme eso me impactó.

Así que fui al Centro Vocacional yo también para saber que quería Dios de mi vida, pero terminé abandonado el proceso después de algunos retiros y entrevistas con los acompañantes, diciéndome a mí mismo: “yo no soy para el sacerdocio, lo mío es casarme y tener hijos”. Mis papás ya sabían que yo estaba yendo al proceso, por lo que cuando me salí, también recibí apoyo y me dijeron que ellos iban a estar para mí en cualquier decisión que yo tomara.

Después ingresé a la Facultad de Relaciones Internacionales y puedo decir sin miedo a equivocarme que ha sido la mejor etapa que he tenido como estudiante, principalmente por las amistades que tuve ahí y el ambiente universitario. Pero ocurrió algo que no esperaba, y es que mientras tomaba clases empezaba a pensar en el sacerdocio otra vez, como un estilo de vida posible. Y cada día pensaba más en que me gustaría administrar el sacramento de reconciliación, pues yo quería que la gente sintiera la paz de Dios cuando se confesaran. Así que platiqué con mi párroco de mi comunidad Corpus Christi en Monterrey y él me ayudó mucho a discernir, hasta que llegó un punto donde me dijo que tenía que regresar al Centro Vocacional. Y mi familia no se sorprendió de mi decisión de volver, se veían más tranquilos que yo y me apoyaron en esa decisión. Por otro lado, yo volví a sentir nervios, a pesar de tener más seguridad en lo que quería que la vez anterior. Al final hice el proceso y fui admitido.

Hoy en día voy en mi quinto año de formación sacerdotal, conocido como tercero de filosofía, y no me arrepiento de haber ingresado. He aprendido mucho de mí mismo de y de los demás, he conocido más a Jesús y he crecido en muchas dimensiones de mi persona. Estoy muy agradecido con esta institución y con los padres formadores por todo lo que me han enseñado, y espero que con la ayuda de mi familia, de cualquier persona que lea esto y haga oración y con Dios, algún día ser sacerdote en favor del pueblo de Nuestro Señor.

Para concluir quiero decir que desde que tengo 12 años rezando el rosario diario y no tengo la menor duda que Nuestra Madre, la Virgen María, ha sido quien me ha dado fuerza para primeramente tratar de ser un buen cristiano y en segundo para seguir en esta vocación.

Roberto Manrique Nielsen

3ero de Filosofía

02 Feb 2024

HELLO! 1

En ciertas ocasiones le cuesta al ser humano aceptar su realidad y atender un llamado, esto lo digo porque fue lo que me pasó. Siempre fui un joven de grupos parroquiales por lo que estaba en actividades y demás cosas que esto conlleva. En mi parroquia, Santa María Goretti se estaba desarrollando el grupo llamado “Cristeros” y durante ese proceso fui invitado a ir a Sahuayo, Michoacán con el motivo de la canonización de San José Sánchez del Río quien es el patrón de los grupos de cristeros.

En este viaje me tocó visitar una comunidad que recibía la Santa Misa una vez al mes, lo cual se me hizo raro ya que en mi parroquia la Eucaristía es diaria en la mañana y en la tarde, y los fines de semana en distintos horarios, yo aún no caía en cuenta de la falta de sacerdotes que hay y de la escasez de vocaciones sacerdotales.

 Cuando regresé del viaje, llegué impactado a platicar lo que había sucedido con mi familia y con mi párroco, el Pbro. Felipe de Jesús Sánchez Gallegos; y al tener presente esa inquietud vocacional comencé a preguntarme si la vida del Seminario era para mí.

Después de tanto pensar y cuestionarme al llamado que había sentido, me acerqué al Centro Vocacional donde mi acompañante espiritual, el Pbro. Alberto Estrada, junto con el equipo de seminaristas me ayudaron a tener un discernimiento y tomar una decisión.

Desde que entré al Seminario he podido ver el amor incondicional de Dios en mi vida con mis compañeros en el día a día, en el deporte, en los momentos de espiritualidad, en el apostolado, incluso en los aseos y es que en esta etapa en que estoy de formación me he sentido con un gran gozo al reconocer a Cristo en mi camino vocacional. Durante este discernimiento, el Señor no me deja de llamar cada día a entregarme y con gran alegría le respondo con mi vida.

Hay dos cosas que me han quedado claras; primero, el atender al llamado de Dios, porque Él es quien nos hace la invitación a esta vocación tan hermosa, nos muestra su amor inefable sin límites, sin barreras, se entrega de todo a nosotros, es ahí donde llegamos a un punto en el que no nos podemos hacer para un lado y respondemos. Tal vez le saquemos la vuelta un par de veces, pero no podemos hacer eso para siempre. Lo segundo es, que Dios se hace presente de diversas formas, se hace presente en las personas, ya sea por un comentario, una oración, en el diálogo con el prójimo, en una frase de ánimo o en el convivir con los sacerdotes, escuchando sus anécdotas que te llenan de fuerza para continuar.

Muchas veces dude del llamado de Dios, he llegado a experimentar miedo, desconcierto, incertidumbre, pero he aprendido a dejarme caer en las manos de Dios, a saber que debo de dejarme moldear por los sacerdotes formadores e ir poco a poco configurándome con Cristo Buen Pastor, que Él es quien guía mi llamado en la medida que yo se lo permita.

José Genaro Pérez Sánchez

Seminarista | 2do Año de Curso Propedéutico

26 Ene 2024

HELLO! 1

Desde el Antiguo Testamento el fundamento del sacerdocio se da mediante la mediación, es decir, el sacerdocio levita siempre encontraba su misión en el ofrecimiento de los sacrificios a Yahvé, Dios. Esto siempre para poder encontrar misericordia o favor por el pueblo escogido. Además, dichos sacrificios -al menos en tiempo de Jesús- encuentran su sentido en el Templo de Jerusalén.

Podemos darnos cuenta que Cristo no ofreció un sacrificio común,  ni siquiera fue en el Templo. De modo que, ante la Antigua Alianza, Jesús no tiene ni el linaje (Levita), ni tampoco ofrece un sacrifico ordinario y tampoco es en el Templo.

Entonces ¿Dónde encontramos que Jesús es sacerdote? En el Nuevo Testamento, el único libro neotestamentario donde encontramos a Cristo Sacerdote es en la Carta a los hebreos. Dicha carta es fundamental en este tema, estamos ante una comunidad de judíos convertidos al cristianismo que comienzan a perder un poco el rumbo, por lo tanto es importante recordar que Cristo es aún más que Moisés (Hb 3,3) y los ángeles (Hb 1, 4). La superioridad es porque Dios lo ha constituido mediador entre Dios y los hombres. Pero, ¿Por qué Cristo es el nuevo y único mediador entre Dios y los hombres?

Esto es, porque Cristo ha asumido nuestra carne humana, ha tomado nuestra naturaleza; pero, no como una realidad a medias, sino de manera completa. De hecho Aquél que no es pecador se convierte en pecado (Flp 2, 8-9) para que así, podamos recobrar nuestra dignidad de hijos de Dios (CEC 460) y poder llegar a nuestra Patria Celeste, nación a la que todos nosotros pertenecemos al ser coherederos de Dios.

Cristo no es constituido sacerdote por sí mismo, quien lo constituye es el mismo Padre (Hb 5, 5-6). Ya que lo ha enviado a nuestro mundo para poder asumir nuestra condición, ser consciente de nuestra vida para acercar la divinidad a nuestra humanidad (San Irineo, Adversus haereses, 3, 19, 1: PG 7, 939) y así, en el cumplimiento de la voluntad del Padre, Cristo se ofrece como sacrificio agradable a Dios en favor de la redención del hombre.

Desde este punto damos un paso más adelante. Ya hemos contemplado que Cristo no es sacerdote como los de la Antigua Alianza ya que no ofrece un sacrificio en el altar del Templo y tampoco tiene la ascendencia sacerdotal, es decir, no tiene por herencia sanguínea el sacerdocio. Pero, es el Padre quien lo ha constituido, esto lo ha hecho en favor de nosotros -sus hijos- para que Jesús al ofrecerse logre la expiación de los pecados algo que los sacrificios de la Antigua Alianza no lograron nunca.

La ofrenda de Cristo es Él mismo, que se entrega en el altar del madero de la cruz, lugar desde donde ofrece al Padre su sangre de cordero inmolado (Jn 1, 29) en favor de nuestra redención, es decir, por el perdón de los pecados. Es así que, Cristo en este sacrificio suyo en la cruz, instituye a su vez un nuevo sacerdocio. Una nueva mediación entre Dios y los hombres.

En la Carta de a los hebreos del Nuevo Testamento encontramos un resumen de todo lo que ya he comentado:

“Todo sumo sacerdote está tomado de entre los hombres y constituido en favor de la gente en lo que se refiere a Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Es capaz de comprender a ignorantes y extraviados, porque también él se halla envuelto en flaqueza; y, a causa de la misma, debe ofrecer por sus propios pecados lo mismo que por los del pueblo. Y nadie puede arrogarse tal dignidad, a no ser que sea llamado por Dios, como Aarón. De igual modo, tampoco Cristo se atribuyó el honor de ser sumo sacerdote, sino que lo recibió de quien le dijo: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy” (Hb 5, 1-5).

Es Cristo quien por su Encarnación toma nuestra naturaleza (Jn 1, 14) comprendiendo nuestra esencia humana al experimentarla en su vida terrena. Es el Hijo de Dios constituido sacerdote por el Padre al enviarlo y en el cumplimiento de su voluntad al ofrecerse como sacrifico expiatorio por el perdón de los pecados de todos nosotros. De modo que, Cristo es sacerdote de la Nueva Alianza, al ofrecerse como sacrificio agradable al Padre, un sacrificio efectivo y único, el cual nos ha comprado con su sangre en favor de nuestra redención.

¿Dónde entran los presbíteros y obispos que participan del sacerdocio ministerial? Hemos dicho que el único sacerdote es Jesús, pero, aquellos que por la imposición de las manos de los sucesores de los apóstoles y la oración consecratoria, participan de este sacerdocio ministerial de Jesús. Ya hemos visto la semana pasada que, el sacerdote encuentra su santidad en la fidelidad que le tiene a Dios, para así amar más a su Esposa, la Iglesia. Nuestros sacerdotes, por tanto, al participar del sacerdocio de Jesús, son también mediadores entre Dios y los hombres, esto, en cuanto que obran en la persona de Cristo cada que participan del misterio salvífico en los sacramentos.

El sacerdote en la misa, no es que ofrezca un nuevo sacramento, no es que aquel sacrificio de Cristo en la cruz no haya valido. Es el mismo sacrificio que se ofrece, es una actualización que nos hace vivir la gracia santificante y siempre actual de parte de Dios. Al recordar aquellas palabras de Jesús en la última cena, mencionadas por el sacerdote en la persona de Cristo en la misa, nos transportamos al tiempo de Dios, nos movemos entre en la humanidad y la divinidad, al tocar nuestra humanidad la divinidad plena de Jesucristo, Hijo de Dios.

Por eso es sumamente importante el sacerdocio, ya que nuestros sacerdotes son mediadores, puentes que nos llevaban a Dios. Tan necesaria es la mediación que Cristo ha querido que su sacrificio y mediación se actualice en hombres que Él mismo ha llamado para que; primero estén con Él y después para santificar el pueblo de Dios. Dicha mediación de nuestros sacerdotes no es algo que pretenda ser individualista o de origen personal, sino, es por la comunidad y siempre obrando en la Persona de Cristo, toda la potestad sacerdotal que ellos tienes es para poder guiar al pueblo santo de Dios, confeccionando el sacrificio de Cristo en su Persona en favor de todos los coherederos del Reino (Lumen Gentium10).

Jesús Humberto Vega Reyes

Seminarista | 3ero. de Teología

19 Ene 2024

HELLO! 1

Actualmente, en los estudios teológicos los rasgos de identidad sacerdotal – presbiteral están adquiriendo una relevancia impresionante, por los que se han determinado diversas características, en las que tratan de definir la identidad del ministerio sacerdotal. Por citar un ejemplo, los rasgos de identidad y espiritualidad sacerdotal mencionados en la Exhortación Apostólica Pastores Dabo Vobis del Papa san Juan Pablo II son: cabeza, pastor, siervo y esposo. Dicho documento afirma que «el sacerdote, en cuanto representa a Cristo Cabeza, Pastor y Esposo de la Iglesia, se sitúa no solo en la Iglesia, sino que también al frente de la Iglesia, […] el ministerio del presbítero es totalmente al servicio de la Iglesia, […] el sacerdote ministro es servidor de Cristo presente en la Iglesia misterio, comunión y misión» (PDV 16).

Sin embargo, en la Sagrada Escritura, la Carta a los Hebreos, utiliza dos características, por las cuales no solo describe la funcionalidad del presbítero; sino que, hace una definición identitaria de lo que todo sacerdote ha de ser; «sacerdote misericordioso y fiel»  (Heb 2, 17a) .

El presbítero que se identifica con estos rasgos que el autor sagrado nos comparte, es un sacerdote que se visualiza como mediador, puesto que, es un hombre tomado de entre los hombres, para ser misericordioso entre sus hermanos y fiel a Dios. La mediación le es participada del único Mediador, Jesucristo.

La importancia de la mediación en Jesucristo, el Hijo de Dios, radica en que no solo es revelador, es redentor, es decir, salvador es en la mediación del Hijo de Dios donde se expresa la unión inseparable de la cristología y la soteriología. El Hijo no es sacerdote desde siempre, pero si es para siempre. ¿Cómo llegó a ser sacerdote? Ofreció un sacrificio, la Encarnación es el punto de partida, mientras que la cruz lo hace sacerdote.

Lo propio del Hijo es la purificación, salvar, liberar del pecado que es una ruptura en la relación con Dios, el Hijo hace retornar un equilibrio relacional, es así que la mediación sacerdotal es el tema central en la Carta a los Hebreos, es necesario tres elementos: el ascendente; las separaciones rituales que el sacerdote ofrece a Dios, el central; el sacrificio que se admite en la morada de Dios, el descendente; los dones de parte de Dios que se trasmiten al pueblo.

El sacerdocio es una verdad antropológica, puesto que el sacerdote es un hombre, un ser en relación por la mediación se da un acceso a la realidad, también el sacerdote tiene una responsabilidad social con Dios y con sus hermanos. La relación con Dios no es posible sin la transformación radical del ser, el paso del nivel profano al nivel sagrado.  

Sin embargo, según la Carta a los Hebreos, Jesús no pertenecía a la institución, Jesús el sacerdocio lo lleva a una plenitud, el sacerdocio es un puente, es un instrumento. En Jesús no hay una separación para designar la consagración, no separación; mas bien, encarnación, Jesús pasó del sacrificio a la compasión.

Francisco Isaac Cortés Tovar

3ero de Teología

12 Ene 2024

HELLO! 1

El pasado 1° de enero, iniciamos en nuestra Iglesia de Monterrey un año especial, un Año Sacerdotal; un tiempo para orar, conocer, celebrar y promover la vocación sacerdotal, ministerio al servicio de los ministerios, camino de santidad personal y comunitaria, que llena de vitalidad y sentido la propia vida del sacerdote y del Pueblo que se le ha encomendado.

Nuestro Año Sacerdotal se une a la celebración de los 350 años de las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque (1675) y los 100 años de la consagración de México al Corazón de Jesús; además, es una preparación para el próximo jubileo del año 2025, los 500 años de las apariciones de Santa María de Guadalupe en 2031 y los 2000 años de redención en el 2033.

Hace algunos años, el Papa Benedicto XVI, de feliz memoria, convocó un Año Sacerdotal, en torno a la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, imagen de todo sacerdote. El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús, decía San Juan María Vianney; además en cada oración hacemos presente aquella cita del profeta Jeremías, pedimos sacerdotes según su corazón (Cf. Jr 3,15).

El Señor Arzobispo, Don Rogelio Cabrera López, nos invita a cuatro acciones concretas durante este año:

  • ORAR

Con la renovación de la oración y la nueva Cruz Vocacional, se busca promover en nuestra Iglesia la oración por todas las vocaciones, de manera especial, nos invita a incrementar nuestra oración por el aumento, perseverancia y fidelidad de las vocaciones sacerdotales, encomendándolos al Sagrado Corazón de Jesús.

  • CONOCER

Se invita a que en las comunidades parroquiales vitalicen su acción pastoral en red, como nos invita nuestro Plan Diocesano de Pastoral, con la construcción del grupo de Pastoral Vocacional (Sembradores). Para ello, la Pastoral Vocacional Diocesana proveerá de cursos para la creación de estos grupos.

  • CELEBRAR

De un modo especial, que el «Mes del Seminario», además de la «Colecta Anual» que es de gran ayuda para nuestro Seminario, sea un tiempo para celebrar el don de la vocación sacerdotal con los sacerdotes y en los seminaristas que visitarán nuestras comunidades durante este mes mediante encuentros y charlas con los jóvenes.

  • PROMOCIONAR

Se pide que este año sea un tiempo para que los jóvenes tengan un mayor acercamiento a la figura sacerdotal, además que sea un tiempo para que los sacerdotes puedan compartir su vida, anhelos y proyectos junto a los jóvenes, para que ellos descubran a través del servicio si el sacerdocio es un llamado para ellos.

Que el Señor nos conceda muchos y muy santos sacerdotes según su corazón, y este tiempo sea de gran renovación para todos nosotros, compartiendo con el Pueblo de Dios la alegría de haber sido llamados.

Jesús Emmanuel Garza Torres

Seminarista | 2do. de Teología

22 Dic 2023

HELLO! 1

El 25 de diciembre, el mundo entero se paraliza (creyentes o no) ante el acontecimiento que ha marcado a toda una era y una sociedad. La Navidad, como fecha del nacimiento del Redentor, constituye el cabal cumplimiento de la gozosa espera por siglos que la humanidad hizo de su Dios. Hoy en día, anhelamos la venida definitiva o escatológica; es decir, del fin de los tiempos, por eso es que como Iglesia, hacemos memoria del acontecimiento ocurrido hace dos mil veintitrés años, pero también esperamos el retorno glorioso del Señor. La Octava de Navidad es un período litúrgico que comienza el día de Navidad y dura ocho días, concluyendo el 1 de enero. Durante esta Octava, la Iglesia celebra la solemnidad de la Santa Madre de Dios, en la que se honra a la Virgen María como Madre de Dios, es decir, como la Theotokos.

Durante esta Octava, la liturgia nos invita a reflexionar sobre la vida de la Sagrada Familia y las virtudes de la vida familiar. Ya que debemos ser conscientes de que la Navidad no ha terminado. Es tan grande este acontecimiento, que la Iglesia le reserva estos días para seguir con un espíritu festivo, pero también de múltiples virtudes que ejemplifican la auténtica vida cristiana. Los Evangelios nos cuentan muy poco sobre la vida de Jesús desde su nacimiento hasta el comienzo de su ministerio público, pero lo poco que sabemos nos sirve como modelo para imitar en nuestras propias familias.

La Virgen María, como Madre de Dios y de los seres humanos, guarda en su corazón todas las dificultades y problemas de la humanidad, y medita sobre ellos. Ella nos acompaña y nos guía con ternura materna hacia el futuro, sosteniendo nuestra esperanza en el Señor de la historia.

La Navidad, celebrada en todo el mundo, es un momento de alegría, reflexión y renovación. En la tradición cristiana, marca el nacimiento de Jesucristo, un evento lleno de significado espiritual y simbolismo. El Papa Francisco, en repetidas ocasiones ha compartido numerosas reflexiones sobre la Navidad y la Octava de Navidad, ofreciendo perspectivas que van más allá de la celebración festiva para abordar temas más profundos y universales, trascendiendo así solo de la celebración del 24 de diciembre por la noche y el mismo día 25.

En sus mensajes navideños, el Papa Francisco destaca la importancia de redescubrir el verdadero significado de la Navidad en medio de las distracciones comerciales y materiales que a menudo la rodean. En lugar de enfocarse únicamente en regalos y festividades, el Papa nos insta a reflexionar sobre el significado espiritual de la celebración, recordando el mensaje central del nacimiento de Jesús: el amor, la humildad y la esperanza.

La Octava de Navidad, que se extiende hasta el 1 de enero, es una prolongación del espíritu navideño. Es un tiempo para profundizar en la experiencia del nacimiento de Cristo y permitir que sus enseñanzas permeen nuestras vidas diarias. El Papa Francisco nos anima a llevar el mensaje de la Navidad más allá de la fecha específica y a vivirlo a lo largo de todo el año. De esta forma, el como nosotros los fieles católicos, podemos compartir en el mundo secular la alegría de la navidad cristiana, permitiendo así, a quienes desconocen a Jesús, que el niño ha nacido por amor a nosotros.

En sus discursos, el Papa resalta la importancia de la solidaridad y la compasión durante la temporada navideña. Nos recuerda que la celebración no debe limitarse a nuestras familias y seres queridos, sino que también debemos extender nuestra generosidad y amor hacia aquellos que están en necesidad. En un mundo marcado por la desigualdad y la injusticia, el orbe católico debe atender a la necesidad de solidaridad, la cual resuena como un recordatorio de la responsabilidad compartida que todos tenemos hacia nuestros semejantes, incluso si no son cristianos.

La Navidad, según las enseñanzas del Papa Francisco, es un tiempo para la reconciliación y la paz. En un mundo dividido por conflictos y diferencias, la celebración del nacimiento de Cristo nos brinda la oportunidad de buscar la armonía y construir puentes entre comunidades y naciones. La Octava de Navidad, con su énfasis en la prolongación del espíritu festivo, nos anima a mantener viva la llama de la paz y la comprensión más allá de las festividades inmediatas. Además, destaca la importancia de la familia durante la Navidad. En un mundo cada vez más acelerado y tecnológico, nos insta a apreciar el tiempo de calidad con nuestros seres queridos, a fortalecer los lazos familiares y a ser conscientes de la importancia de los valores familiares en la construcción de una sociedad saludable y equitativa.

En resumen, las reflexiones del Papa Francisco sobre la Navidad y la Octava de Navidad nos invitan a ir más allá de las festividades externas y a sumergirnos en el significado más profundo de esta temporada. Nos insta a cultivar el espíritu de amor, solidaridad y paz, no solo durante estas fechas, sino como un compromiso continuo en nuestras vidas cotidianas. En sus palabras y acciones, el Papa nos recuerda que la Navidad es un tiempo para renovar nuestro compromiso con los valores fundamentales que nos conectan como seres humanos.

REFERENCIAS:

San Juan Pablo II, Homilía del 1 de enero de 1970, Solemnidad de María Madre de Dios.

Papa Francisco, Homilía del 1 de enero de 2019, Solemnidad de María Madre de Dios.

Luis Fabricio Torres Torres

1ero de Teología.

22 Dic 2023

HELLO! 1

La Navidad es sin duda, una época del año llena de tradiciones, celebraciones y, sobre todo, intercambios. Las personas alrededor del mundo se sumergen en el espíritu festivo, adornan sus hogares, comparten comidas y regalos, y se reúnen con sus seres queridos. Sin embargo, en medio de la vorágine de actividades y el bullicio consumista, es fundamental recordar el verdadero significado de la Navidad, un intercambio mucho más trascendental: el nacimiento de Jesucristo.

En la sociedad contemporánea, la Navidad a menudo se ha desvirtuado, eclipsada por las luces brillantes de los escaparates y el estruendo de las compras impulsivas. El consumismo desenfrenado ha amenazado con opacar la esencia misma de esta festividad, alejándonos de la reflexión sobre su origen sagrado. La historia detrás de la Navidad nos habla de un intercambio divino que ha dejado una marca indeleble en la historia de la humanidad: la Encarnación.

Los Padres de la Iglesia han denominado el misterio de la Encarnación como un “Intercambio Santo” (Sacrum Commercium), donde Dios mismo se hizo semejante a la humanidad, excepto en el pecado. Este acto divino no fue simplemente un gesto simbólico, sino un acto de amor supremo. Dios, en la figura de Jesucristo, se hizo uno de nosotros para que pudiéramos participar de Su divinidad: “Él, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se redujo a nada, tomando la condición de servidor, y se hizo semejante a los hombres…” (Flp 2, 6-7) La Encarnación es un intercambio radical: Dios humaniza lo divino y diviniza lo humano.

Este misterio marca un punto de inflexión en la historia. Un nuevo comienzo se despliega cuando Jesús entra en la escena humana. El nacimiento de Jesús, celebrado en la Navidad, debería ser siempre la mayor alegría del hombre. En un tiempo en que la humanidad estaba sumida en la esclavitud del pecado y la muerte, Dios no permaneció distante. Por el contrario, salió a nuestro encuentro, asumiendo nuestra fragilidad y vulnerabilidad. Jesús experimentó todo lo que el ser humano conoce: la alegría y el sufrimiento, la risa y las lágrimas.

Así, la Navidad se convierte en un recordatorio de que, en medio de nuestras celebraciones terrenales, hay un regalo divino que trasciende cualquier intercambio material. Es un recordatorio de que, a pesar de nuestros errores y debilidades, Dios nos ofrece la oportunidad de participar en Su vida divina, podernos reconciliar con Él, haciéndonos capaz de entrar en una íntima relación con Él. La Navidad nos invita a reflexionar sobre este intercambio santo, que no solo transformó el curso de la historia, sino que también nos ofrece la esperanza de una vida renovada en comunión con lo divino.

En última instancia, mientras nos sumergimos en el intercambio de regalos y momentos entrañables con aquellos que amamos en esta temporada, permitámonos sentir la profunda resonancia en lo más profundo de nuestros corazones del verdadero significado de la

Navidad: el regalo divino manifestado en la figura tierna de Dios hecho un niño en un humilde pesebre.

En este intercambio celestial, Dios despliega ante nosotros el sendero resplandeciente del amor incondicional, la redención que abraza nuestras imperfecciones y la promesa de una eternidad colmada de esperanza.

La Navidad, en su esencia más conmovedora, nos insta a recordar y celebrar este intercambio santo que, con su majestuosidad en la sencillez, ha alterado de manera eterna el curso de la existencia humana. Nos incumbe a cada uno de nosotros adoptar este sagrado intercambio, permitiendo que Dios, con Su gracia, penetre en nuestros corazones, tocando, sanando, transformando y elevando nuestras vidas. Así, podremos, en algún momento, afirmar con convicción, al igual que los santos que nos precedieron, que nuestra historia personal se divide en un antes y un después de Cristo.

Axel Jaret Hernández Torres

1ero de Teología

18 Dic 2023

HELLO! 1

Sorteo de Bono para las vocaciones del Seminario de Monterrey, celebrado el 17 de diciembre de 2023

COMPRADORES

1° Premio $230,000

Número de Boleto: 04280

Nombre del Ganador: Alain Bertin

2° Premio $130,000

Número de Boleto: 17511

Nombre del Ganador: Esther

3° Premio $50,000

Número de Boleto: 04630

Nombre del Ganador: Domingo

4° Premio $30,000

Número de Boleto: 18299

Nombre del Ganador: Katia Guadalupe

5° Premio $12,000

Número de Boleto: 10952

Nombre del Ganador: León

6° Premio $12,000

Número de Boleto: 14718

Nombre del Ganador: Irma Guadalupe

7° Premio $12,000

Número de Boleto: 18387

Nombre del Ganador: David Guadalupe

8° Premio $12,000

Número de Boleto: 09602

Nombre del Ganador: Roberto

9° Premio $12,000

Número de Boleto: 09603

Nombre del Ganador: Martha

10° Premio $12,000

Número de Boleto: 19243

Nombre del Ganador: Ociel

11° Premio $12,000

Número de Boleto: 11285

Nombre del Ganador: Edelmiro

12° Premio $12,000

Número de Boleto: 09750

Nombre del Ganador: María Elena

13° Premio $12,000

Número de Boleto: 17185

Nombre del Ganador:  Gerardo

14° Premio $12,000

Número de Boleto: 03559

Nombre del Ganador: Sergio

15° Premio $10,000

Número de Boleto: 10230

Nombre del Ganador: Jesús

16° Premio $10,000

Número de Boleto: 16256

Nombre del Ganador: Gabriela

17° Premio $10,000

Número de Boleto: 10677

Nombre del Ganador: Francisco

18° Premio $10,000

Número de Boleto: 01723

Nombre del Ganador: Laura Lizeth

19° Premio $10,000

Número de Boleto: 07218

Nombre del Ganador: José

20° Premio $10,000

Número de Boleto: 10108

Nombre del Ganador: Ricardo

21° Premio $10,000

Número de Boleto: 06492

Nombre del Ganador: Jorge Alejandro

22° Premio $10,000

Número de Boleto: 18391

Nombre del Ganador: María Dolores

23° Premio $10,000

Número de Boleto: 10728

Nombre del Ganador: Criselda

24° Premio $10,000

Número de Boleto: 15257

Nombre del Ganador: María Mercedes

25° Premio $10,000

Número de Boleto: 00104

Nombre del Ganador: María del Consuelo

26° Premio $10,000

Número de Boleto: 19674

Nombre del Ganador: Jorge Raúl

27° Premio $10,000

Número de Boleto: 14590

Nombre del Ganador: María de los Santos

28° Premio $10,000

Número de Boleto: 08583

Nombre del Ganador: Ismael

29° Premio $10,000

Número de Boleto: 06485

Nombre del Ganador: Raúl

30° Premio $10,000

Número de Boleto: 08142

Nombre del Ganador: Edith

COLABORADORES

1° Premio $70,000

Número de Boleto: 04280

Nombre del Ganador: María Teresa

2° Premio $60,000

Número de Boleto: 17511

Nombre del Ganador: Oscar

3° Premio $25,000

Número de Boleto: 04630

Nombre del Ganador: Francisca

4° Premio $15,000

Número de Boleto: 18299

Nombre del Ganador: Elsa Guadalupe

5° Premio $7,000

Número de Boleto: 10952

Nombre del Ganador: Nereida

6° Premio $7,000

Número de Boleto: 14718

Nombre del Ganador: Lourdes

7° Premio $7,000

Número de Boleto: 18387

Nombre del Ganador: David

8° Premio $7,000

Número de Boleto: 09602

Nombre del Ganador: María Cristina

9° Premio $7,000

Número de Boleto: 09603

Nombre del Ganador: Martha

10° Premio $7,000

Número de Boleto: 19243

Nombre del Ganador: Jesús Ignacio

11° Premio $7,000

Número de Boleto: 11285

Nombre del Ganador: Edelmiro

12° Premio $7,000

Número de Boleto: 09750

Nombre del Ganador: Tomás

13° Premio $7,000

Número de Boleto: 17185

Nombre del Ganador: Gerardo

14° Premio $7,000

Número de Boleto: 03559

Nombre del Ganador: Sergio

15° Premio $5,000

Número de Boleto: 10230

Nombre del Ganador: Jesús

16° Premio $5,000

Número de Boleto: 16256

Nombre del Ganador: María Luisa

17° Premio $5,000

Número de Boleto: 10677

Nombre del Ganador: Francisco

18° Premio $5,000

Número de Boleto: 01723

Nombre del Ganador: David

19° Premio $5,000

Número de Boleto: 07218

Nombre del Ganador: José Santiago

20° Premio $5,000

Número de Boleto: 10108

Nombre del Ganador: Ricardo

21° Premio $5,000

Número de Boleto: 06492

Nombre del Ganador: Jorge

22° Premio $5,000

Número de Boleto: 18391

Nombre del Ganador: María Dolores

23° Premio $5,000

Número de Boleto: 10728

Nombre del Ganador: Homero

24° Premio $5,000

Número de Boleto: 15257

Nombre del Ganador: María Mayela

25° Premio $5,000

Número de Boleto: 00104

Nombre del Ganador: José Gerardo

26° Premio $5,000

Número de Boleto: 19674

Nombre del Ganador: María Antonieta

27° Premio $5,000

Número de Boleto: 14590

Nombre del Ganador: Felipe

28° Premio $5,000

Número de Boleto: 08583

Nombre del Ganador: Roberto

29° Premio $5,000

Número de Boleto: 06485

Nombre del Ganador: José Luis

30° Premio $5,000

Número de Boleto: 08142

Nombre del Ganador: Lucía

08 Dic 2023

HELLO! 1

Llega diciembre, escucho a los hombres y mujeres decir que viene algo. Le pregunto a la inteligencia que todo identifica, recopila, selecciona, entrena y prueba. Pero no me sabe decir la Verdad. Encuentro que viene una remuneración económica a todo propietario de una nómina, veo a lo lejos paquetes de cena navideña; me estreso anticipadamente por las compras de pánico directamente proporcionales a mi desidia y vanidad.

Me viene al pensamiento una noche navideña con bebidas y comida; abrazos y besos; conversaciones, discusiones y reconciliaciones; rezos burocráticos y una suave brisa en el rostro; selfies, filtros y mentiras; y al amanecer, la inevitable pestilencia. Me abruma pensar que vendrá el fantasma de los abuelos, de mis padres, hermanos o hijos a exigir un lugar en la mesa y en la sala. Comprendo que los licores, los cocteles, el whisky, el tequila, el bote blanco o rojo terminarán en el resumidero después de un gancho al hígado, una vez que los riñones hagan su trabajo.

Me decepciona pensar que después de pagar en la tienda las bebidas alcohólicas, en la mañana siguiente me llegara una factura a mi cabeza, estómago y músculos; con debilidad, sed, nausea, vértigo e irritabilidad a modo de impuestos. Al menos me consuela saber que habrá algo que recalentar al siguiente día, que mis hijos, padres, hermanos, nietos, sobrinos recibirán un regalo. Pero como quisiera que su alegría por los regalos se extendiera a un eterno presente, que no terminara como la hierba que se hecha al horno.

Descubro que es vanidad. Me pregunto, ¿para qué esperar eso todo el año? Así como llega, así se va. Un festejo navideño más; pero el patio, la sala, la terraza, el asador, la cocina, las recámaras, las amistades y las enemistades, ¡permanecen donde mismo! Pareciera que es la misma historia, un capítulo que se repite. ¿Cómo reescribir el futuro? Si es que la ficción es realidad, ¿dónde está ese universo feliz? Mejor me acuesto con el abuelo, con mi padre, con mi madre, con mis amigos, mis hermanos o mis hijos que ya son felices debajo de la tierra, o arriba en el cielo.

Pienso en esos hombres y mujeres alegres, que se la pasan hablando y diciendo, gritando y presumiendo que algo llega; creo que no conocen de la vida. Necesitan saber que el mundo es triste, y no hay provecho alguno en lo que hacemos en nuestros contados días. Y llegó la feliz navidad y aquello que siempre ha sido, sucedió; aquello que siempre se ha hecho, se hizo. No hay cosas nuevas por hacer en una noche navideña.

Tiempo después, a lo largo del año, me encontré fuera de la espera navideña a esos mismos hombres y mujeres alegres. Los odié, los envidié y los maltraté. Les expresé mi frustración, les presumí mis conocimientos del mundo y les dije que todo es como si quisiéramos atrapar el humo con la mano.

Esos mismos hombres y mujeres alegres, sin que fuera su intención, me humillaron. No como lo hice yo, sino con una actitud tan tierna, como la que jamás volví a sentir de mamá y papá. Pareciera que las caricias que jamás volveré a sentir de mis hijos, abuelos o nietos, ellos las reprodujeron al instante y las clavaron en mi corazón. Les pregunté que era eso que esperaban con ansia y les llenaba de alegría que no acaba.

La respuesta de los hombres y mujeres siempre alegres me iluminó la mente y el corazón. Para entender su respuesta tuve que renunciar a mis conocimientos del mundo y vida. Los metí en una bolsa de basura y los aventé al contenedor más cercano. Porque no había conocido a hombres y mujeres que devolvieran bien por mal; comprendí que esa actitud no es de este mundo, no era de mi mundo.

Me aventuré a vaciar mi mente de vanidades y comencé a escuchar; me enseñaron a escuchar en el silencio de la noche y adentrarme en las oscuridades de mi corazón con una Luz que no se apaga. Los hombres y mujeres alegres no me dejaron solo. Gracias a ellos comprendí que hay algo distinto a las navidades de este mundo. Salí de mi ignorancia y comencé una espera que se extiende todo el año, que se renueva cada año hasta la eternidad.

¡Comprendí la verdadera espera que se presume, y que en verdad supera todo aquello que ahora considero basura!

Gracias a esos hombres y mujeres alegres, que tienen el sobrenombre de cristianos, descubrí que no se espera “algo”, sino “Alguien”.

Angel Salvador Martínez Chávez

2º de Teología.

Jn 14,6; 1Re 19,9-12; Mt 6,30; Qo 1-2; Ex 20,4; Rm 12,17; Jn 16,33; Jn 1,1-18; Flp 3,7-9