- BY Seminario de Monterrey
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HELLO! 1
Estando en el ombligo del mes de febrero, estando todavía en el Mes del Seminario, los seminaristas de las distintas casas de formación nos hemos dado a la tarea de visitar las Zonas Pastorales de la Arquidiócesis, teniendo presencia en las parroquias y comunidades para compartir la alegría de la propia vocación, pero principalmente, vamos por una sola razón: AGRADECER.
En las diversas comunidades que he visitado, he sido testigo de que los fieles cristianos de nuestras parroquias oran, ya sea en comunión o individualmente, por el seminario y los seminaristas. Oran a Dios Nuestro Señor para que dé pastores a su Pueblo, y para que los que están en formación nos asista con su gracia en la respuesta que le damos a Él. Los fieles laicos no escatiman sus oraciones por pedir por nosotros y en muchas ocasiones nos lo hacen saber con mucho entusiasmo y alegría: Seminarista ¡Yo oro por ustedes! ¡Siempre están en mis oraciones!
Esto es lo que alegra y anima la propia vocación, y pienso, es lo que mueve al seminarista a corresponder y tener siempre en los labios un GRACIAS a toda comunidad a la que va a Colecta del Seminario.
Y aunque los recursos materiales en sí mismos son un medio, nunca un fin, siempre agradecemos anticipadamente a las comunidades por su apoyo generoso para con el Seminario, en el sostenimiento de la casa y los estudios de los seminaristas, los futuros sacerdotes del Pueblo de nuestro Señor.
A toda la comunidad en general, nos seguimos encomendando a sus oraciones, ya que, en este Mes del Seminario, los seminaristas celebramos que hemos sido llamados a esta vocación específica y con su gracia hemos dado una respuesta generosa. Y, por último, a nombre de mis hermanos seminarista les decimos ¡Gracias por su oración! ¡Gracias por su generosidad! ¡GRACIAS!
Luis Miguel Éxiga López
2do. de Teología