25 Sep 2020

HELLO! 1

¿En nuestra vida diaria se puede vivir La Palabra de Dios? La Palabra de Dios es viva, y cuando recordamos y dedicamos un momento de nuestra jornada a leerla y reflexionarla, nuestra vida tiene un cambio, ya que tenemos un encuentro íntimo con el Señor, y pensando en ello, quiero compartirles una pequeña reflexión partiendo de las bienaventuranzas (Mt 5,1-16).

Las bienaventuranzas son pistas muy claras que nos ayudan a trazar y definir nuestro camino a la santidad, nos hablan de la grandeza del amor de Dios y de la promesa que nos espera si vivimos con el corazón. (Mt 5,1-16).

El reino de Dios ha llegado ahora (cf. Mt 4,17); y Jesús realiza la profecía de Isaías (Is 61, 1-3) al anunciar la Buena Noticia: La felicidad no está en la riqueza y en el poder, sino en la pobreza, ya que aquellos despreciados por el mundo son “dichosos” porque su misma indigencia les permite abrirse y acoger el don de Dios: Jesús mismo es manso y humilde de corazón.

Con las bienaventuranzas Jesús nos invita a tener una mente y un corazón despejado y feliz. Esto es justo lo contrario a las ofertas de felicidad que nos hace el mundo, pues en lugar de ofrecernos cosas y elementos superficiales, lo que nos proponen es el crecimiento interior y llenar nuestra vida de unos valores que no fallan en el camino de la felicidad.

Las bienaventuranzas son un camino para encontrar la santidad y sobre todo para ser felices en la gracia de Dios. En un mundo marcado por la desigualdad y el egoísmo, donde todo lo que no da placer o poder es mal visto, es necesario implantar el espíritu de las bienaventuranzas. Cuando se vive el evangelio con autenticidad y sin miedo, entonces la felicidad comienza a florecer y se tiene autoridad y credibilidad para mostrar el rostro de Jesús a los hombres y mujeres de hoy.

Por lo tanto, quien quiera ser feliz puede y está invitado a vivir estas bienaventuranzas que son muy importantes para el crecimiento espiritual de los hombres.

La Palabra de Dios nos debe impulsar a tener un cambio en nuestra vida, nos ayuda a que seamos auténticos, humildes y serviciales. Por ello, que nunca se nos olvide que la Sagrada Escritura es un elemento muy importante en nuestra vida de fe que nos enseña y dispone a escuchar la voz de Dios en el mundo.

Mario Alberto Alvarado Maldonado
2do. de Filosofía

25 Jun 2020

HELLO! 1

Desde la creación del mundo, Dios va comunicando su voluntad de que todo lo que existe sea bueno y sirva de motivo, para que los hombres alcancen la plenitud de su existencia en su presencia. Cuando el hombre se aleja de este plan, Dios permanece en activa espera a la plenitud de los tiempos para revelar sus designios a un pueblo, que él mismo se irá preparando para dicha manifestación.

El recorrer la historia de la salvación nos permite reconocer la grandeza del misterio que envuelve el amor que Dios tiene, por todo aquello que ha hecho y de manera preponderante, por la humanidad. A pesar de las opacidades que se vislumbran en los escritos del Antiguo Testamento, interpretados desde la óptica de nuestra actualidad, podemos reconocer en ellos la pedagogía con la que Dios va actuando para edificarse una comunidad lista para asimilar las verdades de fe que, aunque no carecen de lógica, podrían confundir la limitada razón humana.

Los Patriarcas son aquellos hombres que dan respuesta de fe al plan de Dios, de preparar ese pueblo que en el futuro será tan grande como las estrellas de los cielos o las arenas del mar, y en ellos serán bendecidas todas las naciones (cf. Génesis 22,17). La identidad familiar y la lealtad a la Alianza pactada con Dios en el cumplimiento de la Ley hacen de este pueblo su predilecto.

Dios habló a su pueblo por medio de profetas aunque no siempre fueron escuchados, los jueces invocaban su nombre e impartían justicia entre una sociedad cada vez más hostil al parecer divino, la monarquía fue la expresión humana de pretender igualar la grandeza de Dios manifestando la suntuosidad del poder del hombre como una mísera sombra de la realeza divina. Esta consecución de sucesos preparan el camino a la revelación completa. Llegada la plenitud de los tiempos envió Dios a su hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley para rescatar a los que vivían bajo el yugo de la Ley. (Gálatas 4,4s).

El nacimiento del unigénito de Dios es la culminación de la enseñanza para la humanidad. A fin de que el mensaje salvífico sea comunicado de manera auténtica, se prepara el terreno de la predicación con los apóstoles como garantes de la fe, misma que experimentan y viven junto al Gran Maestro.

La Sagrada Escritura recaba esta historia salvífica como tesoro incalculable al acceso de todo aquel que se siente movido a descubrir el verdadero sentido de la vida y ayuda a recorrer la sabiduría milenaria que ha llevado a la humanidad al encuentro de lo que lo supera y, venciendo las limitaciones, a alcanzar la plenitud de su ser. Por esto, te invito a que averigües que tanto conoces de la Biblia con el siguiente quiz.

César Arturo Sánchez Lara
3° Filosofía

27 Sep 2019

HELLO! 1

El próximo 30 de septiembre celebramos en la Iglesia Universal la memoria de San Jerónimo, a quien veneramos por su amor a Dios en la Sagrada Escritura, y quien se se dio a la tarea de hacer la traducción de ésta al latín. Por esto, la Iglesia de Monterrey durante la semana previa de la celebración de este santo, lleva a cabo lo que conocemos como Semana Bíblica, en donde en toda la Arquidiócesis se intensifica la reflexión en torno a la Palabra de Dios en la Biblia.

En este mismo espíritu de nuestra Iglesia local, el Seminario de Monterrey no queda excluido, y durante la semana del 23 al 27 de septiembre tenemos nuestra Semana Bíblica, en la que profundizamos y reflexionamos con más empeño la Palabra de Dios.

Todo cristiano tiene la tarea de acercarse a la Sagrada Escritura para profundizar en nuestra fe, ya que en ella, podemos conocer a Dios y entrar en comunicación con Él; por eso, con cuanta mayor razón en la formación sacerdotal el estudio de la Palabra de Dios, forma parte vital de nuestra formación.

El estudio y la reflexión de la Sagrada Escritura es tan importante en nuestra formación sacerdotal, que uno de los pasos para que un seminarista llegue al sacerdocio son los ministerios laicales, en donde uno de ellos es el Lectorado, que en la antigüedad era quienes podían leer en la Eucaristía la Palabra de Dios (como los grupos de lectores que hay en algunas parroquias). Pero este ministerio no se reduce a eso. Cada vez que nuestro Obispo, Monseñor Rogelio, da estos ministerios a los seminaristas, nos recuerda la tarea primordial de conocer y enamorarnos de la Escritura; ya que sin ello, nuestras palabras estarán vacías al no surgir de este encuentro con la Palabra.

Ciertamente el estudio de la Biblia no se queda condensado solo en una semana, no se trata de que solamente desempolvemos nuestra Biblia y que el resto del año no le prestemos atención; sino que esta semana, nos debe de llevar a saber la importancia que tiene su interiorización en cada cristiano y en cada joven que se está formando, para ser el futuro pastor del pueblo de Dios.

San Jerónimo nos dice que quien no conoce las Escrituras (la Biblia) no conoce a Cristo, por lo tanto, si queremos ser discípulos y amigos de Cristo tenemos que conocerlo por medio de su Palabra.

Dejemos que la Palabra de Dios nos impacte y nos transforme en nuestra vida cotidiana. Date tiempo de leer algo de la Biblia, comienza por los evangelios, escoge alguno de ellos y de ser posible no solo lo leas y ya, quédate con alguna frase que te haya impactado y llévatela a tu memoria para el resto del día y descubrirás, cómo es que Dios nos habla por medio de su Palabra.

Adrián Alejandro Garza Morales
3ero. de Teología