05 Nov 2021

HELLO! 1

Hablar de la fiesta de San Teófimo Mártir como patrono de nuestro Seminario de Monterrey, es hablar de una celebración de enorme significado para muchos sacerdotes y seminaristas de la Arquidiócesis de Monterrey, que hemos tenido la dicha de vivirla cada año como una oportunidad para fraternizar, como un espacio para que los hermanos menores en formación conozcan a sus hermanos mayores y viceversa; y comience a su vez, un conocimiento de San Teófimo, el Mártir que acompaña nuestra vocación. Los cuatro institutos, Seminario Menor, Curso Propedéutico, Filosofía y Teología nos congregamos para celebrar la fiesta en honor a nuestro Santo patrono, nos encontramos y compartimos la alegría a través de la convivencia deportiva y de las celebraciones litúrgicas que nos unen como hermanos. San Teófimo se convierte así en un compañero de vida a través de los años de formación y va forjando en nuestra vocación un deseo de entregar la vida por Cristo al servicio de los demás.

Es cierto que poco conocemos de él, algunos le han llamado «desconocido» como menciona el padre Hugo Chávez en una de sus reflexiones en el marco del novenario a San Teófimo Mártir. O sólo «Mártir» haciendo alusión a que con eso se dice todo, como lo expresa Monseñor Gerardo Charles en su libro «Lo llamaré Mártir». Sabemos de nuestro Santo patrono que es un mártir del siglo II, que sus restos fueron descubiertos durante las excavaciones en unas catacumbas de Roma y que, en el año 1925, en una época en la que la Iglesia en México pasaba dificultades, el Arzobispo de Monterrey José Juan de Jesús Herrera y Piña solicitó al Papa traer los restos de San Teófimo a nuestra ciudad. Es probable que el 2 de junio Mons. Herrera y Piña haya recibido la urna con los restos de San Teófimo y los haya depositado en el Seminario. Para el año 1931 los seminaristas solicitaron a Mons. Guadalupe Ortiz sucesor de Herrera y Piña que declarara al Mártir como patrono del Seminario, quedando como fecha de la fiesta patronal el día 5 de noviembre.

Hoy, a diferencia del año pasado que por motivo de pandemia cada uno de los cuatro institutos de manera separada, es decir, desde su casa de formación, tuvo que celebrar la fiesta a nuestro santo patrono, nos hemos vuelto a reunir con los protocolos y cuidados necesarios. Como comunidad del Seminario de Monterrey hemos sido convocados en sintonía con nuestra Iglesia universal bajo el lema de «la sinodalidad», cuyo significado indica el camino que recorren juntos los miembros del pueblo de Dios y que, como dice el Papa Francisco en su discurso conmemorativo del 50 aniversario de la institución del sínodo de los obispos «la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio».

Como futuros pastores es nuestro deber y deseo profundizar y crecer en la belleza de sinodalidad y hacer de nuestro Seminario un espacio de escucha, de diálogo y de comunión con el hermano y con Dios. La figura de San Teófimo Mártir patrono de nuestro Seminario, además de recordarnos que nuestra vocación requiere entregar la vida por Cristo y de unirnos como comunidad, también nos alienta a caminar juntos en la vocación sacerdotal y en nuestra vida cristiana. Que bajo la intercesión de nuestro Santo patrono podamos alcanzar los dones y las gracias necesarias para nuestra vocación.

¡San Teófimo Mártir, Ruega por nosotros!

Marco Antonio Cruz Pérez
Seminarista | Segundo de Teología

06 Nov 2020

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El martirio es la respuesta a la llamada de Dios que invita a seguirlo en medio de tantas contrariedades de la vida. El mártir es aquel que experimenta en su corazón el ardor del amor de Dios, a tal punto que le hace capaz de dar la propia vida por causa de Cristo y de su Iglesia.

A lo largo de la historia de la Iglesia, numerosos hombres y mujeres han abrazado el don del martirio entregando su vida por amor a Dios.
Ellos son ahora para nosotros ejemplo del seguimiento de Cristo, y nos recuerdan que todos somos llamados a dar testimonio de lo que hemos visto, oído y experimentado. Quienes aspiramos al sacerdocio y nos formamos en el Seminario de Monterrey, hemos descubierto en san Teófimo mártir, este modelo de entrega al Señor.

Celebrar la fiesta en honor a san Teófimo es un motivo de gran alegría para todos nosotros, pues nos recuerda un aspecto fundamental de la vocación a la que nos sentimos llamados: el ser testigos del amor de Dios en medio del mundo. Así, nuestro santo patrono nos motiva a seguir esforzándonos en cada momento de la formación, para que seamos verdaderos testigos del Señor para los demás.

Aunque este año, debido a la pandemia, no pudimos vivir una celebración como todos los años junto a nuestros hermanos menores, nuestras familias, bienhechores, trabajadores del Seminario, sacerdotes de Monterrey y tantas otras personas que aman a nuestro Seminario, sabemos con certeza que nos une a todos ellos la comunión de la oración, pues a pesar de no estar reunidos físicamente, compartimos, cada quien desde su hogar, una misma alegría.

Cada año las fiestas de san Teófimo nos motivan a seguir entregando la vida por Cristo y este año no debe ser la excepción. Hoy más que nunca debemos ser testigos del amor de Dios para el mundo, en medio de tanto sufrimiento y dolor que ha dejado esta pandemia. Por eso, pidámosle al Señor que por intercesión de su santo mártir Teófimo, nos conceda un corazón fuerte y valiente para atravesar esta tempestad y un corazón lleno de esperanza que sepa escuchar la voz de Jesús que dice: ¡Ánimo! Soy yo, no tengan miedo. (cfr. Mt 14, 27).

Erick Alfonso Rivera Ortiz
3ero de Filosofía

30 Oct 2020

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Año tras año en nuestro querido Seminario de Monterrey celebramos el novenario de nuestro santo patrono: san Teofimo, mártir. Esta celebración se ha caracterizado entre nosotros por ser un momento especial en donde, seminaristas, padres y nuestras familias, nos reunimos presencialmente para convivir espiritual y fraternalmente.

Sin embargo, este año, por la situación que está aconteciendo mundialmente, nos hemos topado con la necesidad de cambiar la manera en que tradicionalmente celebramos nuestra fiesta. Incluso, desde que comenzamos su preparación nos enfrentamos a nuevos retos como el de transformar esta vivencia (totalmente) presencial, a una lo menos presencial posible disponiendo de las plataformas digitales. No está de más escribir que algunos seminaristas compartíamos entre nosotros la necesidad de seguir con el ánimo y el entusiasmo de siempre al preparar y vivir esta fiesta aún a pesar de las contrariedades que han surgido por el nuevo coronavirus. Entre nosostros, compartíamos que esta situación nos da la oportunidad para reflexionar en las semejanzas de lo que estamos viviendo y de lo que pudo haber experimentado san Teófimo antes y durante el proceso de su martirio (encierro, aislamiento, miedo, etcétera), pero enfocándonos en la valentía, la entrega, la fidelidad y el amor a Cristo que llevó a nuestro patrono a la victoria celestial.

En años anteriores el novenario se iniciaba con una bienvenida por parte del Instituto de Teología a los demás Institutos del Seminario: Menor, Propedéutico y Filosofía. Esta bienvenida incluía batucada, snacks, ceremonia inaugural y convivencia deportiva. Algunas veces, después de la bienvenida, recibíamos dentro del mismo Seminario una conferencia en torno a la fiesta o sobre algún acontecimiento relevante del año en curso. Luego, unidos en procesión, trasladábamos las reliquias de nuestro patrono de donde normalmente se encuentran (en Rectoría) a una de las capillas del Seminario Mayor, y ya entronizado el santo iniciábamos formalmente la novena a san Teófimo. Terminado este acto litúrgico teníamos, lo que algunos llamaban, “noche de gala”, pues mientras cenábamos, disfrutábamos de alguna presentación musical, teatral o de comedia.

Aunque sí es un poco desconcertante la manera en que estamos viviendo actualmente la fiesta, ya que por motivos de seguridad y prevención se consideró conveniente que cada instituto celebrará en sus respectivas casas formativas (por lo que no hubo bienvenida como tal, la conferencia fue a través de las plataformas digitales y la procesión para la entronización del santo se realizó sólo con una pequeña representación del Instituto de Teología), agradecemos que se haya podido realizar el novenario a san Teófimo, pues es gracias a su testimonio que nosotros podemos renovar y fortalecer nuestro sí al llamado que Dios nos hace.

Fuera de la nostalgia que puede provocar esto en algunos de nosotros, nos ha ayudado a mantener abiertas las puertas (hablando virtualmente) del Seminario a nuestras familias, amigos y bienhechores para que puedan experimentar un poco de lo que nosotros vivimos en torno a esta fiesta.

Así mismo, esta reflexión sobre la persecución y/o el martirio que han tenido que pasar algunos miembros de nuestra Iglesia desde los primeros siglos hasta nuestros días, nos debe llevar a la certeza de que lo único eterno es el amor de Dios, a la esperanza de que juntos saldremos adelante de esta situación y a una caridad inquebrantable fundamentada en el amor y la gracia de Cristo.

Miguel Alejandro Ortiz Balandrán
3ero. de Teología