20 Sep 2024

HELLO! 1

Este sábado 21 de septiembre a las 6:00 p.m. estaremos celebrando el festival católico “VocFest 2024” en las instalaciones del Seminario de Monterrey en San Pedro.

El VocFest es organizado por la Pastoral Vocacional y la Pastoral Juvenil, creando un espacio de convivencia, oración, reflexión y escucha de los jóvenes, en un ambiente festivo, buscando que se atrevan a preguntarle a Jesús, cuál es la misión que tiene para sus vidas.

Este año nos acompañan los ministerios de música Hakuna Group Music, Amén, One, Emaús, Zamar y Jésed; además de contar con la participación del Padre Borre y Monseñor Carlos Alberto Santos García, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Monterrey.  

El evento es gratuito y aunque es un evento organizado especialmente para los jóvenes, son bienvenidos todos aquellos que buscan dedicar un espacio de su tiempo para celebrar y orar por las vocaciones.  

Para asistir, sólo tienes que registrarte en:

https://forms.gle/743Z4334btrRe9yt8

Si quieres conocer más sobre el VocFest, visita el Facebook del Centro Vocacional de Monterrey: https://www.facebook.com/centrovocmty

02 Feb 2024

HELLO! 1

En ciertas ocasiones le cuesta al ser humano aceptar su realidad y atender un llamado, esto lo digo porque fue lo que me pasó. Siempre fui un joven de grupos parroquiales por lo que estaba en actividades y demás cosas que esto conlleva. En mi parroquia, Santa María Goretti se estaba desarrollando el grupo llamado “Cristeros” y durante ese proceso fui invitado a ir a Sahuayo, Michoacán con el motivo de la canonización de San José Sánchez del Río quien es el patrón de los grupos de cristeros.

En este viaje me tocó visitar una comunidad que recibía la Santa Misa una vez al mes, lo cual se me hizo raro ya que en mi parroquia la Eucaristía es diaria en la mañana y en la tarde, y los fines de semana en distintos horarios, yo aún no caía en cuenta de la falta de sacerdotes que hay y de la escasez de vocaciones sacerdotales.

 Cuando regresé del viaje, llegué impactado a platicar lo que había sucedido con mi familia y con mi párroco, el Pbro. Felipe de Jesús Sánchez Gallegos; y al tener presente esa inquietud vocacional comencé a preguntarme si la vida del Seminario era para mí.

Después de tanto pensar y cuestionarme al llamado que había sentido, me acerqué al Centro Vocacional donde mi acompañante espiritual, el Pbro. Alberto Estrada, junto con el equipo de seminaristas me ayudaron a tener un discernimiento y tomar una decisión.

Desde que entré al Seminario he podido ver el amor incondicional de Dios en mi vida con mis compañeros en el día a día, en el deporte, en los momentos de espiritualidad, en el apostolado, incluso en los aseos y es que en esta etapa en que estoy de formación me he sentido con un gran gozo al reconocer a Cristo en mi camino vocacional. Durante este discernimiento, el Señor no me deja de llamar cada día a entregarme y con gran alegría le respondo con mi vida.

Hay dos cosas que me han quedado claras; primero, el atender al llamado de Dios, porque Él es quien nos hace la invitación a esta vocación tan hermosa, nos muestra su amor inefable sin límites, sin barreras, se entrega de todo a nosotros, es ahí donde llegamos a un punto en el que no nos podemos hacer para un lado y respondemos. Tal vez le saquemos la vuelta un par de veces, pero no podemos hacer eso para siempre. Lo segundo es, que Dios se hace presente de diversas formas, se hace presente en las personas, ya sea por un comentario, una oración, en el diálogo con el prójimo, en una frase de ánimo o en el convivir con los sacerdotes, escuchando sus anécdotas que te llenan de fuerza para continuar.

Muchas veces dude del llamado de Dios, he llegado a experimentar miedo, desconcierto, incertidumbre, pero he aprendido a dejarme caer en las manos de Dios, a saber que debo de dejarme moldear por los sacerdotes formadores e ir poco a poco configurándome con Cristo Buen Pastor, que Él es quien guía mi llamado en la medida que yo se lo permita.

José Genaro Pérez Sánchez

Seminarista | 2do Año de Curso Propedéutico

12 Ene 2024

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El pasado 1° de enero, iniciamos en nuestra Iglesia de Monterrey un año especial, un Año Sacerdotal; un tiempo para orar, conocer, celebrar y promover la vocación sacerdotal, ministerio al servicio de los ministerios, camino de santidad personal y comunitaria, que llena de vitalidad y sentido la propia vida del sacerdote y del Pueblo que se le ha encomendado.

Nuestro Año Sacerdotal se une a la celebración de los 350 años de las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque (1675) y los 100 años de la consagración de México al Corazón de Jesús; además, es una preparación para el próximo jubileo del año 2025, los 500 años de las apariciones de Santa María de Guadalupe en 2031 y los 2000 años de redención en el 2033.

Hace algunos años, el Papa Benedicto XVI, de feliz memoria, convocó un Año Sacerdotal, en torno a la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, imagen de todo sacerdote. El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús, decía San Juan María Vianney; además en cada oración hacemos presente aquella cita del profeta Jeremías, pedimos sacerdotes según su corazón (Cf. Jr 3,15).

El Señor Arzobispo, Don Rogelio Cabrera López, nos invita a cuatro acciones concretas durante este año:

  • ORAR

Con la renovación de la oración y la nueva Cruz Vocacional, se busca promover en nuestra Iglesia la oración por todas las vocaciones, de manera especial, nos invita a incrementar nuestra oración por el aumento, perseverancia y fidelidad de las vocaciones sacerdotales, encomendándolos al Sagrado Corazón de Jesús.

  • CONOCER

Se invita a que en las comunidades parroquiales vitalicen su acción pastoral en red, como nos invita nuestro Plan Diocesano de Pastoral, con la construcción del grupo de Pastoral Vocacional (Sembradores). Para ello, la Pastoral Vocacional Diocesana proveerá de cursos para la creación de estos grupos.

  • CELEBRAR

De un modo especial, que el «Mes del Seminario», además de la «Colecta Anual» que es de gran ayuda para nuestro Seminario, sea un tiempo para celebrar el don de la vocación sacerdotal con los sacerdotes y en los seminaristas que visitarán nuestras comunidades durante este mes mediante encuentros y charlas con los jóvenes.

  • PROMOCIONAR

Se pide que este año sea un tiempo para que los jóvenes tengan un mayor acercamiento a la figura sacerdotal, además que sea un tiempo para que los sacerdotes puedan compartir su vida, anhelos y proyectos junto a los jóvenes, para que ellos descubran a través del servicio si el sacerdocio es un llamado para ellos.

Que el Señor nos conceda muchos y muy santos sacerdotes según su corazón, y este tiempo sea de gran renovación para todos nosotros, compartiendo con el Pueblo de Dios la alegría de haber sido llamados.

Jesús Emmanuel Garza Torres

Seminarista | 2do. de Teología

27 Oct 2023

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Es interesante conocer sobre este nuevo sínodo que ya ha iniciado dentro de la Iglesia que ha convocado el Papa Francisco, que si bien, no termina ahora, sería bueno ver qué nos está aportando, desde lo que ya se había anunciado antes del sínodo como tal; es decir, las consultas que se hicieron a nivel Iglesia para hacer lo que se propone, escuchar a todos, que en sí mismo, ya manda un mensaje muy fuerte y claro a lo que se quiere obtener; así aunado a lo que ya se ha tratado en esta primera sesión que comenzó a principios de octubre.

Si queremos conocer el “para qué” de este sínodo sería bueno preguntarnos a “quién” se invita, ya que lo que se quiere alcanzar es a partir de sus “destinatarios”. El Papa Francisco invita a todos los bautizados a participar de este proceso, ya que somos los bautizados la voz del pueblo de Dios, es decir; con esto se puede traer una visión diferente, porque si veíamos un sínodo como algo lejano que sólo le correspondía a unos cuantos, ahora en lugar de eso, nos compromete a actuar y ser parte de…

Teniendo en cuenta quienes son los involucrados dentro de este proceso, es que podemos ir resolviendo la pregunta ¿para qué?, para poder hacer verdaderamente una reflexión sinodal no sólo por ahora, sino que se haga como un camino que se siga recorriendo a lo largo del tiempo. Esto es lo primordial, que no sólo sea mientras duren las sesiones, sino que se tome como algo propio, es decir, de la misma naturaleza de la Iglesia para que pueda perseverar un “caminar juntos” de aquí en adelante. Es un sueño a soñar, aunque parezca redundancia, aspira a conseguir la Iglesia que se está llamada a ser, es decir una Iglesia en comunión y en misión, como lo expresa el Manual oficial para la escucha y el discernimiento en las iglesias locales.

Ahora bien, para poder alcanzar este sueño de la Iglesia, es necesario tener en cuenta algunas actitudes que se proponen para lograr una buena participación del proceso sinodal, a saber, dedicar tiempo para compartir, que es sinónimo de ser sinodal; tener una apertura a la conversión y al cambio, no dar lugar a prejuicios. Y qué decir de la esperanza que tiene un lugar importantísimo, no basta sólo con tenerla, sino que hay que hacer nacer esta virtud, y tener una gran humildad al momento de escuchar en consonancia a la valentía en el hablar, una actitud de discernimiento, ir más allá dejando atrás las ideologías, estando abiertos al diálogo, todo esto ya que debemos de considerarnos signos de una Iglesia que escucha y que también está en camino, y sobre todo, no olvidar que el Espíritu Santo es el protagonista de este proceso[1].

Aún y cuando el Sínodo de la Sinodalidad concluye el próximo año, el reto es grande para la Iglesia, sin embargo no es imposible, y a pesar de ser un proceso eclesial, el cambio tiene que comenzar desde la propia vivencia de cada uno de los que conformamos la Iglesia, y este giro debe entenderse no como algo meramente superficial; sino todo lo contrario, tiene que evocar en la persona una verdadera conversión de sí hacia la comunión y la misión de llevar a todos el mensaje de Cristo, donde verdaderamente, impulsados por el Espíritu Santo, se pueda decir y testimoniar que caminamos juntos como Iglesia, para llegar a tener entre nosotros los mismos sentimientos de Cristo (Flp 2,5) y alcanzar la salvación.

Jesús Osvaldo Valdés Ayala

3ero de Teología


[1] Cf. https://www.synod.va/es/que-es-el-sinodo-21-24/para-quien-es-el-sinodo.html.

13 Oct 2023

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Pablo VI inició un modelo de atención a la Iglesia conocido como el Sínodo de los Obispos. En el presente, el Papa Francisco tuvo la iniciativa de convocar un Sínodo de la Sinodalidad que, de hecho, se está desarrollando en este tiempo. Se pueden decir muchas cosas del Sínodo, como su origen, su sentido, las esperanzas que albergan las preguntas que ha suscitado y las respuestas que se pretenden dar. En esta sección solamente abordaremos la estructura en la que este Sínodo se está realizando y, aunque sea un tema más técnico que reflexivo, comprender el modo cómo se está desarrollando el Sínodo permite a su vez descubrir su valor para nuestra Iglesia.

En primer lugar, el Sínodo de la Sinodalidad se inauguró en el Vaticano el 9 de octubre de 2021, con un fin de semana de trabajo. El itinerario básico consiste en una serie de fases de consulta y diálogo, a saber, la fase diocesana (octubre 2021-agosto 2022), la fase continental (octubre 2022- marzo 2023) y la fase universal, en la que estamos actualmente del 4 al 29 de octubre del presente año, así como una segunda etapa en octubre del 2024.

La primera fase, la diocesana, consiste en el trabajo de las iglesias locales con un documento preparatorio desarrollado por Roma para atender y escuchar a todos los fieles. Para lograr el objetivo de escuchar a todos, cada obispo designó a un responsable para desarrollar la consulta sinodal y posteriormente, al concluir, mandar los resultados en el tiempo indicado a la Conferencia Episcopal correspondiente (la nuestra es la Conferencia Episcopal Mexicana). Ellos, a su vez, hacen una síntesis de las aportaciones diocesanas que mandan posteriormente a Roma.

Las contribuciones de las Conferencias confluyeron en un nuevo documento, pero esta vez para la preparación de la etapa continental. Con esto se inicia la segunda fase del Sínodo. El objetivo era muy simple: dialogar sobre las aportaciones de la fase anterior. Lo hicieron agrupándose en las siete Reuniones Internacionales, cada una con un responsable; al mismo tiempo se desarrollaron asambleas internaciones de especialistas que sacaron conclusiones propias. La síntesis de este trabajo llega a Roma, en donde la Secretaría General Permanente del Sínodo elaboraría el Instrumentum Laboris, con el que se trabajaría la última de las fases del Sínodo.

Por último, la fase universal del Sínodo se tiene lugar en la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se realiza en dos partes a saber, en octubre de 2023 y el próximo año en octubre 2024. Nos situamos en el clímax de esta propuesta sinodal para la Iglesia y es conveniente tener presente los signos de los tiempos que nos mueven a vivir la comunión entre todos. Recemos para que el resultado de este ejercicio sinodal produzca los frutos del Espíritu que nuestra Iglesia necesita.

Sergio Mendoza González | Coadjutor | Seminario Menor

06 Jun 2023

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Sin la sombra de la pandemia

En este año, empezamos 100% las actividades del Seminario: apostolado, visita a familias, etc. dando el primer paso a volver al ritmo normal.

Seminaristas de experiencia eclesial

Volvió la experiencia de tocar la realidad. Es necesario el encuentro con la realidad y tocar al pueblo. La experiencia eclesial es una necesidad para enriquecerse de la parroquia y  12 alumnos salieron a la experiencia.

230 Aniversario del Seminario de Monterrey

La memoria es necesaria; recordar los 230 años era memoria, de dónde venimos y  hacia dónde vamos. Recordar para no caer en desolación.

La presencia del mártir San Teófimo en el Seminario de Monterrey

Este año en el espíritu de la fiesta y la memoria, se colocó una placa en la capilla de san Teófimo con la carta de los seminaristas y formadores de aquel entonces, solicitando que san Teófimo fuera el patrono del Seminario.

La Pastoral Vocacional: tarea de todos  

Se volvió a reactivar la visita a los colegios, las reuniones de los jóvenes de la pastoral vocacional y las actividades presenciales del mes del Seminario.

Semana Santa en Galeana, Nuevo León.

La diócesis de Linares es una iglesia necesitada y misionera; nosotros como iglesia de Monterrey estamos comprometidos con la misión de nuestras iglesias hermanas; porque estas iglesias están sin sacerdotes. Necesitamos abrir nuestras puertas también con un horizonte amplio de la Iglesia para que siga marcando su sacerdocio, abriendo perspectivas para la misión.

San José y los 230 años: «Testimonios sacerdotales»

El libro “Testimonios sacerdotales” de Mons. Alfonso Miranda, nos lleva a hacer memoria de nuestro caminar, y nos llena de esperanza. Nos debe hacer sentir muy agradecidos por el don del sacerdocio.

Insertos en el Pueblo de Dios que peregrina en Monterrey: ASERCAT

El Seminario no debe ser un ente aislado. Somos conscientes de la riqueza e la iglesia, caminamos con la iglesia de Monterrey, estamos con ellos. Así puedo expresar, nuestra participación en la Expo Católica, AsercaT.

Doce razones de esperanza

La ordenación de 8 sacerdotes y 4 diáconos nos alegra y motiva a vivir la esperanza. 12 ministros nuevos insertos en la diócesis también son 12 nuevos promotores vocacionales; cultivadores de su propia vocación y de la vocación de los jóvenes.

Gracias

Gracias a todos por su esfuerzo y camino,  los espero el 26 de julio a las 6:00 pm en la Basílica de Guadalupe, en la Ordenación Episcopal de un servidor.

Mons. Carlos Alberto Santos García

Rector

17 Feb 2023

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Estando en el ombligo del mes de febrero, estando todavía en el Mes del Seminario, los seminaristas de las distintas casas de formación nos hemos dado a la tarea de visitar las Zonas Pastorales de la Arquidiócesis, teniendo presencia en las parroquias y comunidades para compartir la alegría de la propia vocación, pero principalmente, vamos por una sola razón: AGRADECER.

En las diversas comunidades que he visitado, he sido testigo de que los fieles cristianos de nuestras parroquias oran, ya sea en comunión o individualmente, por el seminario y los seminaristas. Oran a Dios Nuestro Señor para que dé pastores a su Pueblo, y para que los que están en formación nos asista con su gracia en la respuesta que le damos a Él. Los fieles laicos no escatiman sus oraciones por pedir por nosotros y en muchas ocasiones nos lo hacen saber con mucho entusiasmo y alegría: Seminarista ¡Yo oro por ustedes! ¡Siempre están en mis oraciones!

Esto es lo que alegra y anima la propia vocación, y pienso, es lo que mueve al seminarista a corresponder y tener siempre en los labios un GRACIAS a toda comunidad a la que va a Colecta del Seminario.

Y aunque los recursos materiales en sí mismos son un medio, nunca un fin, siempre agradecemos anticipadamente a las comunidades por su apoyo generoso para con el Seminario, en el sostenimiento de la casa y los estudios de los seminaristas, los futuros sacerdotes del Pueblo de nuestro Señor.

A toda la comunidad en general, nos seguimos encomendando a sus oraciones, ya que, en este Mes del Seminario, los seminaristas celebramos que hemos sido llamados a esta vocación específica y con su gracia hemos dado una respuesta generosa. Y, por último, a nombre de mis hermanos seminarista les decimos ¡Gracias por su oración! ¡Gracias por su generosidad! ¡GRACIAS!

Luis Miguel Éxiga López

2do. de Teología

03 Feb 2023

HELLO! 1

El mes de febrero es un tiempo muy especial para nosotros los seminaristas, es el «Mes del Seminario» y mes de celebrar y agradecer por nuestras vidas y nuestro llamado. Cabe recordar que esto no es nuevo, es una fiesta que ha estado en nuestra institución y en la Iglesia que peregrina en Monterrey desde hace años, y éste no es la excepción.

El Seminario de Monterrey acude al Pueblo de Dios, a las parroquias, a que le ayuden a celebrar este acontecimiento con acciones muy concretas: pidiendo que se unan en oración por el aumento de vocaciones y solicitando ayuda económica para sostener nuestras casas de formación.

Estos días de preparación del día del seminario, sirven para motivar a la gente a orar durante toda la semana por las vocaciones sacerdotales y estar preparados para celebrar este gran día, que en este año lo festejaremos en todo el mes de febrero y en cada fin de semana se harán visitas a diversas zonas de la Arquidiócesis. 

Bien sabemos todos nosotros que nuestro pueblo atraviesa algunas situaciones difíciles que afectan a nuestra población y principalmente a nuestras familias.  También somos conscientes de la pérdida de valores morales y cristianos, consecuencia de una vida llevada por el egocentrismo y materialismo. Por otro lado, tenemos en nuestra Iglesia la escasez de sacerdotes, ¡No nos damos abasto! Ciertamente somos muchos los ciudadanos y muy pocos los que velan por el pueblo de Dios.

En mi experiencia esto se debe a la falta de escucha de nuestro pueblo, nuestra ciudad, cómo vamos a pedir que los jóvenes escuchen la voz de Dios si a su alrededor hay muchas otras voces que les dicen ¡ven! Y los distraen de lo verdaderamente importante ¡hacer la voluntad de Dios!

Es cierto que no todos son llamados al sacerdocio. Es aquí donde necesitamos su ayuda en la oración, dice Jesús: pidan obreros a su mies, ya que es mucha y los trabajadores pocos (Lc 10, 2) y en otra parte dice que el Señor va a dar lo que necesitan si no se cansan de pedir (cfr. Lc 11, 5-13), por esto pidamos al Señor arduamente por los jóvenes inquietos para que sepan escuchar, por nosotros los seminaristas para seguir perseverando y por los sacerdotes para que el Señor haga fecundo su apostolado.

¡Feliz día del seminario!

Alexis de Jesús Hernández Fuentes, diácono.

09 Dic 2022

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Así inicia la historia de nuestro Seminario

El Seminario de Monterrey nació el 19 de diciembre de 1792 por decreto de don Andrés Ambrosio de Llanos y Valdés, tercer obispo de Monterrey, así inicia la aventura de formar pastores al servicio del pueblo de Dios. 

La primera ubicación de nuestro Seminario fue una casa rentada que hacía esquina entre Ocampo y Dr. Coss. Su primer rector fue el Pbro. Br. Don Domingo Ugarte y Burgoa.

El Seminario durante la persecución religiosa

En 1914 las tropas carrancistas ocuparon el Seminario, por lo que los treinta alumnos con que contaba la institución se refugiaron en sus casas en espera de la próxima reapertura.

Ya desde 1910, tras el estallido de la Revolución, la formación eclesiástica de los seminaristas no era tan fácil. Los conflictos político-religiosos de la época ponían en peligro la existencia de los Seminarios. Ante esta necesidad apremiante, el Episcopado Mexicano funda en Castroville, Texas, el Seminario Nacional Mexicano. Tres seminaristas regiomontanos continúan sus estudios en este Seminario; otros tantos se preparaban de manera oculta en la ciudad.

El 1o. de septiembre de 1917, el Seminario reabre sus puertas en el edificio anexo al Templo de Nuestra Señora del Roble, donde permanecerá hasta 1926. Es su rector de 1917 a 1919 el P Juan José Hinojosa. El 11 de junio de 1919 es nuevamente nombrado rector el P. Juan José Treviño. Para 1922 es Prefecto de disciplina y de estudio el Padre Pablo Cervantes, Director Espiritual el Padre Juan José Hinojosa, y entre los profesores se encuentra el Padre Fortino Gómez; en ese momento hay en el Seminario un total de 43 alumnos.

En agosto de 1926 se cierran los templos y anexos, por lo que los seminaristas andarán de casa en casa hasta 1935; ocupando las instalaciones anexas al templo de San Luis Gonzaga, viviendo en la incertidumbre y a veces en persecución.

Don Juan José de Jesús Herrera y Piña, quinto Arzobispo de Monterrey, consigue en Roma, para nuestro Seminario, los restos de un santo mártir. En 1925 llegan los restos de San Teófimo a la ciudad de Monterrey, y en 1931, alumnos y formadores piden al entonces Sr. Arzobispo Don José Guadalupe Ortiz (exalumno de nuestro Seminario), les conceda tener como Patrono titular del Seminario a San Teófimo Mártir.

El Seminario en la casa de San Pedro, Garza García

Para 1954 las instalaciones del anexo al Templo de San Luis Gonzaga resultaban insuficientes para albergar a poco más de 150 seminaristas. Así el 19 de diciembre de 1959 se inauguran los nuevos edificios del Seminario Menor en San Pedro, construidos bajo la dirección y diseño del Octavo Arzobispo de Monterrey Don Alfonso Espino y Silva. Los edificios del Seminario Mayor se inauguran en mayo de 1964.

En los planes del Sr. Espino y Silva al construir el nuevo Seminario, era que dicha institución fungiera como Seminario interdiocesano, en el que las diócesis dependientes a Monterrey pudieran enviar a sus seminaristas, pero el responsable directo de la formación de los seminaristas, así como de lo económico sería el Arzobispado de Monterrey; distinto de un Seminario regional, en el que los obispos de la región comprendida son en colegio los responsables. No es, sino hasta 1972 cuando ingresan al Seminario de Monterrey alumnos de las diócesis de la región noreste.

En agosto de 1973 se ponen al servicio los edificios del Curso Introductorio en Allende, N.L., gracias al apoyo de Dn. José de Jesús Tirado y Pedraza, Noveno Arzobispo de Monterrey.

El Seminario en la casa de Juárez

Las instalaciones del Seminario ubicadas en San Pedro Garza García resultaron insuficientes al aumentar el número de jóvenes seminaristas, llevando a la necesidad de construir un nuevo Seminario, más grande, Es así como el 20 de abril de 1994, da inicio la construcción del Seminario Mayor en el municipio de Juárez. 

Tantas son las personas que hace falta mencionar y que, sin embargo, han escrito con su vida la historia de nuestro Seminario, que faltarían hojas para poder compartir una historia íntegra.

Ya se suman 230 años formando sacerdotes, y con la ayuda de Dios y todo el Pueblo de Dios que sostiene con su oración y su apoyo económico al Seminario de Monterrey, seguirá formando los sacerdotes que la Iglesia de Jesucristo necesita, para los tiempos venideros.

Luis Miguel Éxiga López 

2do. de Teología 

07 Oct 2022

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“La sinodalidad designa ante todo el estilo peculiar que califica la vida y la misión de la Iglesia expresando su naturaleza, como el caminar juntos y el reunirse en asamblea del Pueblo de Dios convocado por el Señor Jesús en la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio. Debe expresarse en el modo ordinario de vivir y obrar de la Iglesia. En este sentido, la sinodalidad permite a todo el Pueblo de Dios caminar juntos, en escucha del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios, para participar en la misión de la Iglesia en la comunión que Cristo establece entre nosotros. En definitiva, el caminar juntos es la forma más eficaz de manifestar y poner en práctica la naturaleza de la Iglesia como Pueblo de Dios “peregrino y misionero”. Con estas palabras definía el Vademecum la sinodalidad y sería éste mismo documento el que nos orientaría en la consulta sinodal en su etapa diocesana.

Al iniciar la Consulta Sinodal en nuestra Arquidiócesis (octubre del 2022), encomendada a la Vicaría Episcopal de Pastoral, se convocó un equipo sinodal diocesano que llevaría a cabo este proyecto donde se quiso escuchar a la Iglesia que peregrina en Monterrey. Quisimos que la Consulta Sinodal también fuera pensada para nuestro proceso pastoral y que tuviera como horizonte la planeación pastoral diocesana, de esta manera se diseñó una estrategia operativa que partiera del proceso de consulta sinodal, pero que también nos sirviera para nuestro caminar diocesano.

Pensamos en varios encuentros, pues no solo quería ser un ejercicio estadístico sino un verdadero momento de discernimiento pastoral.  De estos encuentros presenciales hubo dos modalidades, una con agentes de pastoral y otra con la sociedad civil, cada una de éstas con sus propios instrumentos de trabajo. En general los encuentros se desarrollaron en un ambiente festivo y con la alegría de volvernos a encontrar en estos espacios que habían sido suspendidos por las medidas sanitarias debido a la Pandemia del COVID.

La base metodológica con la que se realizó la consulta, fue utilizando algunos elementos del programa de reconstrucción del tejido social de CIAS por la Paz, aplicándose la herramienta de “Círculos de diálogo” y los indicadores determinantes comunitarios del tejido social: Identidad, Vínculos y Acuerdos, que nos ayudaron a diagnosticar el “tejido eclesial”. En estos tres términos encontramos una concordancia con el vocabulario del Sínodo, relacionando identidad con misión, vínculos con comunión y acuerdos con participación. Los encuentros con la sociedad civil, políticos, académicos y empresarios fueron pensadas y ejecutadas con una metodología distinta. Estos encuentros fueron organizados por el Centro Pastoral de Investigación (CPI).

Todo lo compartido en los círculos de diálogo fue plasmado, transcrito y sistematizado de manera electrónica en una base de datos. Se estableció una comisión de análisis para clasificar los aportes de cada encuentro, se categorizaron y cuantificaron las categorías, posteriormente el equipo de análisis dedicó varios días de tiempo completo a leer los aportes para discernir qué nos dicen los participantes y qué nos pide el Espíritu Santo, de este discernimiento se obtuvieron los elementos clave para responder a la pregunta fundamental que nos plantea el Sínodo ¿Cómo estamos caminando juntos? y redacción de la síntesis que se envió a Roma. Además, también se obtuvieron unas líneas pastorales que nos van guiando en la construcción de nuestro próximo plan de pastoral diocesano.

El proceso sinodal vivido como Arquidiócesis ha sido un momento de gracia, ya que, hemos sido testigos de sueños y esperanza, nos hemos dado cuenta de las heridas que vamos reconociendo en el camino, pero también de la buena disposición para sanarlas. Destaca la seriedad y profundidad de los aportes, la participación, el ambiente fraterno durante el proceso; la alegría del encuentro y el deseo de conocernos. Probablemente el fruto más importante del ejercicio fue el ejercicio en sí mismo, es decir, el hecho de encontrarnos como Iglesia, escucharnos y juntos escuchar a Dios que nos llama siempre a cosas nuevas.

Las líneas pastorales que nos acompañan hacia la elaboración de nuestro próximo plan de pastoral y que obtuvimos de esta consulta son:

  1. Reactivarnos y vivir una CONVERSIÓN personal y comunitaria, en perspectiva SINODAL-MISIONERA.
  2. Fomentar ENCUENTROS sencillos de diálogo y escucha fraterna.
  3. Buscar canales adecuados para hacer más efectivo el flujo de información y facilitar la COMUNICACIÓN.
  4. Dar respuesta a los anhelos profundos de INTEGRACIÓN de todas las instancias, a través de una RED pastoral y fraterna que facilite la comunión y participación.
  5. Tener reuniones de trabajo bien organizadas, para una mejor PLANEACIÓN CONJUNTA con todas las instancias y estructuras.
  6. Instalar en las reuniones NUEVAS PRÁCTICAS SINODALES, ayudados de herramientas, que faciliten el diálogo y la escucha.
  7. Fomentar que las ZONAS y DECANATOS, sean espacios de fraternidad, encuentro y colaboración, incluyendo la participación y presencia de los laicos y la vida consagrada.

Mons. Juan Carlos Arcq Guzmán

Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Monterrey